La meta de Micaela


. Desde pequeña, siempre había sido muy curiosa y le encantaba aprender cosas nuevas.

Siempre preguntaba a sus padres sobre todo lo que veía a su alrededor y ellos, llenos de paciencia y amor, le explicaban todo con detalle. Un día, mientras paseaban por el parque, Micaela vio un grupo de niños jugando fútbol. Ella nunca había jugado antes pero se acercó para ver cómo lo hacían.

Los niños la invitaron a jugar con ellos pero ella les dijo que no sabía cómo. "No te preocupes", le dijo uno de los niños. "Nosotros te enseñamos". Y así fue como Micaela aprendió a jugar fútbol con sus nuevos amigos del parque.

Descubrió que era divertido correr detrás de la pelota y tratar de meter goles en el arco. A partir de ese día, Micaela quería ser buena en todo lo que hacía.

Empezó a practicar todos los días para mejorar en el fútbol y también en la escuela. Sus padres estaban orgullosos de ella porque veían lo mucho que se esforzaba cada día. Sin embargo, un día algo inesperado pasó: Micaela tuvo una mala nota en matemáticas.

Ella estaba devastada porque siempre había sido buena en esa materia. "¿Qué voy a hacer?", le preguntó llorando a su mamá. "No te preocupes hija", respondió su mamá calmadamente. "Todos cometemos errores alguna vez pero eso no significa que seamos malos en algo".

Micaela reflexionó sobre las palabras de su madre y decidió estudiar aún más duro para recuperar su nota. Y así fue como lo logró, con mucho esfuerzo y dedicación.

Esta experiencia le enseñó a Micaela que no todo en la vida iba a ser fácil pero que siempre podía contar con el apoyo y amor de su familia.

También aprendió que cometer errores era parte del proceso de aprendizaje y que lo importante era seguir adelante y nunca rendirse. A partir de ese momento, Micaela se convirtió en una niña aún más fuerte y decidida. Continuó estudiando duro en la escuela, practicando fútbol con sus amigos del parque y disfrutando cada día junto a su familia.

Dirección del Cuentito copiada!