La misión de Erika y Sofía



Era el primer día del año y Erika estaba muy emocionada por empezar nuevas aventuras junto a su mejor amiga, Sofía. Habían planeado pasar el día juntas, disfrutando del sol y la brisa fresca que traía consigo el verano.

- ¡Feliz Año Nuevo, Sofi! - exclamó Erika al ver a su amiga llegar a su casa con una sonrisa radiante.

- ¡Feliz Año, Eri! Estoy tan emocionada de pasar este día contigo - respondió Sofía mientras le daba un abrazo lleno de energía. Decidieron ir al parque para disfrutar del aire libre y hacer un picnic. Mientras caminaban por el sendero arbolado, se encontraron con un anciano sentado en un banco alimentando a los pájaros.

- Buenos días, niñas. ¿Qué planes tienen para este nuevo año? - les preguntó el anciano con una mirada cálida. - Hola, señor. Estamos pasando el día juntas celebrando el inicio del año nuevo - respondió Erika con entusiasmo.

El anciano sonrió y les dijo: "Recuerden siempre ser amables con los demás y ayudar cuando puedan. El mundo necesita más amor y solidaridad". Las chicas asintieron con respeto y siguieron su camino hacia el lugar elegido para hacer el picnic.

Después de comer sándwiches y frutas bajo la sombra de un árbol, decidieron jugar al escondite en medio de los arbustos florecidos. Mientras jugaban, escucharon unos maullidos provenientes de unos matorrales cercanos.

Al acercarse, descubrieron a un gatito pequeño atrapado entre las ramas espinosas. - ¡Pobrecito! Debemos ayudarlo - exclamó Sofía preocupada por la situación del felino indefenso. Con cuidado lograron liberar al gatito y lo llevaron a casa de Erika para darle agua y comida.

Decidieron llamarlo —"Pelusa"  por su pelaje blanco como algodón dulce. Los días pasaron volando entre risas, juegos e historias compartidas mientras Pelusa se convertía en parte de la familia.

Erika y Sofía aprendieron la importancia de la empatía y la ayuda mutua gracias a esta experiencia inesperada que las unió aún más como amigas inseparables.

Al finalizar aquel primer día del año juntas, miraron las estrellas brillantes en el cielo nocturno desde la ventana de la habitación de Erika antes de dormir profundamente, sintiendo gratitud por todas las vivencias vividas ese día especial que marcaba un comienzo lleno de esperanza y amor incondicional entre ellas.

FIN.

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