La misión de Juan y Marta



En una soleada mañana en el barrio de Villa Limpieza, los recolectores de basura, Juan y Marta, se encontraron con una escena desoladora en la esquina de la calle principal: un enorme basural rebosante de desperdicios y restos de todo tipo.

Los dos amigos se miraron con preocupación. - ¡Ay, Marta! Esto es terrible. No podemos permitir que nuestro querido barrio esté tan sucio -exclamó Juan mientras observaba el desorden. Marta asintió con tristeza y agregó: - Sí, Juan.

Los vecinos no merecen vivir entre tanta mugre. Debemos hacer algo al respecto. Decididos a tomar acción, Juan y Marta comenzaron a limpiar el basural con sus herramientas.

Sin embargo, la tarea resultaba abrumadora debido a la gran cantidad de residuos acumulados durante tanto tiempo. - ¡Esto es imposible! Necesitamos ayuda -dijo Marta frustrada mientras intentaba apartar unas bolsas de plástico atascadas entre las ramas de un árbol.

Juan reflexionó por un momento y propuso:- Creo que deberíamos hablar con los vecinos del barrio. Tal vez podamos organizar una jornada comunitaria para limpiar este lugar entre todos.

Animados por la idea, los dos amigos fueron casa por casa hablando con los residentes del barrio sobre la situación del basural. Para su sorpresa, todos estaban igualmente preocupados y dispuestos a colaborar en la limpieza. - ¡Vamos a hacerlo juntos! - exclamó Juan emocionado al ver la solidaridad de la comunidad.

Al día siguiente, vecinos de todas las edades se reunieron en el basural con escobas, bolsas y guantes listos para trabajar. La jornada comenzó entre risas y charlas animadas mientras cada uno hacía su parte para devolverle la limpieza al lugar.

Con el pasar de las horas, el basural fue transformándose en un espacio limpio y ordenado gracias al esfuerzo conjunto de todos los vecinos. Al finalizar la jornada, se sentaron juntos a descansar y contemplar su trabajo realizado con orgullo.

- ¡Qué maravilla! Gracias a nuestra unión logramos cambiar este lugar por completo - expresó Marta emocionada. Juan sonrió satisfecho y concluyó:- Así es, Marta. Cuando trabajamos juntos como comunidad somos capaces de grandes cosas.

Sigamos cuidando nuestro barrio para que siempre sea un lugar limpio y acogedor para todos. Desde ese día en adelante, los habitantes de Villa Limpieza mantuvieron su compromiso con mantener limpia su zona, recordando siempre que juntos podían lograr cualquier cosa que se propusieran.

Y así floreció una amistad más fuerte entre ellos y un entorno más saludable donde disfrutar cada día.

FIN.

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