La misión de Juani y Sofi


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, dos niños muy curiosos y aventureros llamados Juani y Sofi. Les encantaba explorar el bosque cercano a su casa en busca de tesoros escondidos y criaturas misteriosas.

Una tarde, mientras jugaban cerca del lago, vieron algo brillante estrellarse en el bosque. Intrigados, corrieron hacia el lugar del impacto y descubrieron que era una nave espacial.

Para su sorpresa, de la nave salió un extraterrestre diminuto con ojos grandes y brillantes llamado Bibi. Estaba asustado y confundido por el accidente. "¡Hola! Soy Juani y ella es Sofi. ¿Estás bien?", preguntó Juani con entusiasmo.

Bibi miró a los niños con gratitud y les explicó que necesitaba reparar su nave para poder regresar a su planeta antes de que se quedara sin energía. Los niños, emocionados por la idea de ayudar a un ser de otro mundo, se ofrecieron a ayudarlo sin dudarlo.

Durante días trabajaron juntos para arreglar la nave espacial. Juani era bueno construyendo cosas con sus bloques de LEGO, mientras que Sofi tenía una habilidad especial para conectar cables gracias a sus experimentos científicos caseros.

Con cada pieza que reparaban, Bibi les contaba historias sobre su planeta natal y las maravillas del universo. Los niños escuchaban fascinados, soñando con viajar a las estrellas algún día. Finalmente, después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, la nave estaba lista para despegar.

Bibi les dio las gracias a Juani y Sofi por su ayuda invaluable y prometió no olvidar nunca su bondad.

"¡Gracias por todo chicos! Nunca olvidaré lo que han hecho por mí", dijo Bibi emocionado antes de subir a su nave. Los niños observaron maravillados cómo la nave despegaba lentamente hasta perderse en el cielo estrellado. Se abrazaron felices sabiendo que habían hecho algo increíble ayudando a un amigo extraterrestre en apuros.

Desde ese día, Juani y Sofi siguieron explorando el bosque con más entusiasmo que nunca, sabiendo que siempre hay aventuras esperando en lugares inesperados e incluso fuera de este mundo.

Y aunque nadie más creyera su historia sobre el extraterrestre Bibi, ellos sabían en sus corazones que la amistad trascendía fronteras planetarias.

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