La Misión de los Cuatro Amigos



En un colorido barrio de Buenos Aires, había una pequeña escuela llamada 'El Jardín de los Sueños'. En ella estudiaban cuatro amigos: Julián, la valiente; Sofía, la amable; Lucas, el inteligente; y Martina, la creativa. Juntos compartían risas en la clase, y siempre ayudaban a sus profesores y compañeros.

Un día, la maestra Carla, que era muy responsable y siempre buscaba lo mejor para sus alumnos, les dijo: "Queridos chicos, este viernes haremos un acto en homenaje a nuestra comunidad. Necesitamos presentar algo especial para ellos".

"¿Qué podemos hacer?"- preguntó Martina, dibujando un boceto en su cuaderno.

"Podríamos hacer una obra de teatro acerca de lo que hemos aprendido en el colegio sobre el respeto y la amabilidad"- sugirió Lucas, con su mente brillante trabajando a mil por hora.

"Eso podría gustarle a la comunidad. ¡Voy a hacer los disfraces!"- exclamó Sofía. Ella siempre era servicial y se ofrecía a ayudar en todo lo que podía.

Sin embargo, Julián se sintió un poco inseguro. "Pero... ¿y si las personas no les gusta nuestra obra?"- dijo con dudas.

"Julián, lo importante es que lo disfrutemos y aprendamos en el proceso"- le recordó Martina con una sonrisa, mientras lo animaba.

Así comenzó su aventura. Los días pasaron y los amigos se reunían después del colegio para practicar y crear su obra. Todo iba bien hasta que, a mitad de semana, algo inesperado sucedió. Sofía llegó con la cara preocupada. "Lo siento chicos, pero no puedo quedarme esta tarde. Mi mamá tiene una reunión y no puedo venir a ensayar".

Los amigos se miraron, un poco tristes. Sin embargo, Julián decidió proponer algo. "Podemos hacer ensayos más cortos en la mañana, antes de clases así Sofía puede participar también".

Todos estuvieron de acuerdo, y esa noche, Sofía se sintió aliviada por el apoyo de sus amigos. En los días siguientes, trabajaron juntos y con entusiasmo, ayudándose en lo que necesitaban. El respeto y la amabilidad florecieron entre ellos.

Al llegar el día de la presentación, el teatro estaba lleno de padres, amigos y miembros de la comunidad. La emoción era palpable. "¿Están nerviosos?"- preguntó Lucas antes de entrar al escenario.

"Un poquito, pero nos tenemos el uno al otro. Eso es lo que cuenta"- respondió Martina con una gran sonrisa.

Cuando empezó la obra, se olvidaron de los nervios. Con cada diálogo y cada risa que surgía del público, los amigos se sentían más seguros. Al finalizar la representación, recibieron una gran ovación. Hasta los padres de Sofía estaban emocionados.

La maestra Carla se levantó aplaudiendo. "Movimiento increíble! Ustedes no solo han presentado una obra, han mostrado lo que significa ser un buen amigo y miembro de la comunidad".

Los amigos se abrazaron, sintiendo una gran satisfacción. "Lo logramos, chicos"- dijo Julián, con una gran sonrisa en su rostro.

Después de la función, la comunidad los felicitó y expresó su agradecimiento. El esfuerzo de los chicos había tocado los corazones de muchos. Con esa experiencia, aprendieron que el trabajo en equipo, la amabilidad y el respeto pueden transformar cualquier idea en realidad.

"Ha sido una aventura increíble, ¿no creen?"- comentó Sofía, mirando a sus amigos con ternura.

"Sí. ¡No puedo esperar para nuestra próxima aventura juntos!"- dijo Lucas, que ya estaba pensando en nuevas ideas.

Y así, los cuatro amigos decidieron que siempre, pase lo que pase, disfrutarían de cada momento juntos, apoyándose y guiándose mutuamente para ser mejores cada día.

FIN.

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