La misión de los guardianes del bosque
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Verde, tres niños muy curiosos y aventureros: Sofía, Martín y Lucas. Siempre estaban buscando nuevas formas de divertirse y aprender juntos.
Un día, mientras paseaban por el bosque cercano a su casa, encontraron a un perro callejero al que decidieron llamar Tomy. Tomy se convirtió en su fiel compañero de travesuras y juntos exploraban cada rincón del bosque.
Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, vieron algo que los dejó sorprendidos: botellas de plástico flotando en el agua cristalina. Sofía, preocupada por la contaminación del arroyo, propuso limpiarlo. "Chicos, tenemos que hacer algo para cuidar este hermoso lugar", dijo Sofía con determinación.
"Tienes razón Sofi, debemos cuidar nuestro hogar", agregó Martín con entusiasmo. "¡Vamos a reagarrar todas estas botellas y basura!", exclamó Lucas emocionado. Así fue como los cuatro amigos se pusieron manos a la obra.
Con bolsas en mano, comenzaron a reagarrar toda la basura que encontraban a su paso. Tomy también colaboraba trayendo objetos pequeños con su hocico. Fue una tarea ardua pero llena de diversión y trabajo en equipo.
Al final del día, el arroyo estaba limpio y reluciente gracias al esfuerzo conjunto de los niños y Tomy. Estaban felices de haber contribuido a cuidar el medio ambiente y mantener limpio su querido bosque. Pero la aventura no terminaba ahí.
Mientras regresaban a casa, escucharon unos ruidos extraños provenientes de un árbol cercano. Al acercarse descubrieron que un pájaro había quedado atrapado entre las ramas debido a un trozo de tela plástica enganchado en una rama. "¡Tenemos que ayudarlo!", exclamó Sofía con angustia.
Con mucho cuidado y paciencia lograron liberar al pajarito quien salió volando felizmente hacia el cielo azul. "Gracias chicos por salvarme", trinó el pajarito antes de desaparecer entre las nubes.
Los niños se abrazaron emocionados por haber salvado al pequeño habitante del bosque. Comprendieron lo importante que era cuidar no solo el lugar donde vivían sino también a todos los seres vivos que lo habitaban.
Desde ese día, Sofía, Martín, Lucas y Tomy se convirtieron en los guardianes del bosque de Villa Verde. Cada semana organizaban jornadas de limpieza junto a otros niños del pueblo e incluso enseñaron a sus padres la importancia de reciclar y preservar la naturaleza.
Y así, entre risas y juegos, aprendieron una valiosa lección: cuidar el medio ambiente es responsabilidad de todos y juntos podemos lograr grandes cambios para un mundo mejor.
FIN.