La misión de Luna y Nube
Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo a orillas del río Mentaro, vivía una niña llamada Luna. Luna era curiosa y valiente, le encantaba explorar la naturaleza y descubrir todos los secretos que escondían las aguas del río.
Un día, mientras caminaba por la orilla del río, Luna escuchó un suave murmullo que parecía llamarla. Se acercó al agua y vio a una hermosa nutria flotando en el río.
La nutria se presentó como Nube, la guardiana del río Mentaro. "Hola, pequeña Luna. He oído hablar de tu valentía y tu amor por la naturaleza. ¿Te gustaría acompañarme en una aventura por el río?" -dijo Nube con una sonrisa amable.
Luna no lo dudó ni un segundo y aceptó encantada la invitación de Nube. Juntas se adentraron en el río Mentaro, surcando sus aguas cristalinas y admirando la belleza de la flora y fauna que lo habitaban.
Durante su travesía, Nube le contó a Luna sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y respetar a todas las criaturas que compartían el ecosistema del río.
"El río Mentaro es nuestro hogar a todos, debemos protegerlo y conservarlo para las generaciones futuras" -explicaba Nube mientras nadaban juntas. De repente, cuando estaban llegando al corazón del bosque que rodeaba al río, escucharon un fuerte estruendo proveniente de lo profundo del agua.
Era un grupo de pescadores furtivos que estaban cazando ilegalmente a los peces del río Mentaro. Luna sintió rabia e impotencia al ver cómo dañaban el hábitat natural de los animales acuáticos.
Sin embargo, recordando las palabras sabias de Nube sobre el respeto hacia la naturaleza, decidió actuar con astucia para detener a los pescadores furtivos. Con la ayuda de Nube, Luna ideó un plan ingenioso para distraer a los pescadores mientras liberaban a los peces atrapados en sus redes.
Utilizando su creatividad y valentía lograron salvar a todos los animales marinos sin ser descubiertas por los intrusos. Al finalizar su misión exitosa, Luna se despidió emocionada de Nube prometiéndole seguir protegiendo al río Mentaro con todo su corazón.
Desde ese día en adelante, Luna se convirtió en la guardiana junior del río Mentaro junto a su fiel amiga Nube. Juntas velaban por el bienestar de todas las criaturas acuáticas y luchaban contra aquellos que intentaban dañar el preciado tesoro natural que era el río.
La leyenda de Luna y Nube se difundió por todo el pueblo como ejemplo de coraje, solidaridad y amor por la naturaleza.
Y cada vez que alguien visitaba las aguas cristalinas del río Mentaro podía sentir la presencia protectora de estas dos valientes guardianas dispuestas a defender su hogar acuático con toda su fuerza y determinación.
FIN.