La Misión de María y José
En el jardín Los Ángeles, María y José eran dos amiguitos inseparables. Les encantaba jugar juntos en el patio, correr por los pasillos y descubrir nuevos rincones del lugar.
Pero lo que más les preocupaba era ver cómo sus compañeritos arrojaban los residuos sólidos al piso sin importarles las consecuencias. Un día, durante el recreo, María y José decidieron tomar cartas en el asunto.
Se pusieron de acuerdo para hablar con todos sus compañeritos y recordarles la importancia de cuidar el medio ambiente y mantener limpio su querido jardín.
"Chicos, ¿se dieron cuenta de que cada vez hay más basura en nuestro patio? No está bien tirar los residuos al piso, eso contamina nuestro hogar", dijo María con voz firme. Los demás niños se miraron entre ellos con cierta vergüenza por no haber prestado atención a ese detalle antes. "Tienen razón, no está bien lo que hacemos.
Debemos cuidar nuestro jardín como si fuera nuestra casa", agregó José con determinación. A partir de ese momento, María y José se convirtieron en los guardianes del orden en el jardín Los Ángeles.
Cada vez que veían a alguien arrojar basura al suelo, corrían hacia esa persona y le recordaban amablemente la importancia de utilizar los cestos de basura para desechar correctamente los residuos. Poco a poco, gracias a la constancia y dedicación de María y José, los demás niños comenzaron a imitar su comportamiento responsable.
Pronto, todo el jardín estaba más limpio que nunca y reinaba un ambiente de respeto hacia la naturaleza entre todos los pequeños. Un día, mientras jugaban en el patio recién limpiado, un hada apareció frente a María y José.
"Quiero felicitarlos por su valentía al defender la limpieza del jardín Los Ángeles. Gracias a ustedes, todos han aprendido una gran lección sobre cuidar el medio ambiente", dijo el hada con una sonrisa brillante.
María y José se miraron emocionados por recibir ese reconocimiento tan especial. Sabían que habían logrado algo importante para ellos mismos y para toda su comunidad infantil.
Desde entonces, María y José siguieron siendo grandes amigos e inspirando a otros niños a seguir sus pasos en la protección del medio ambiente. Juntos demostraron que incluso los más pequeños podían hacer grandes cambios si trabajaban unidos hacia un objetivo común: cuidar de nuestro planeta Tierra.
FIN.