La Misión de Mateo
Había una vez un hermoso reino llamado Fantasilandia, donde vivía el valiente príncipe Mateo. Era conocido por su coraje y determinación, y siempre se preocupaba por la seguridad de todos en el reino.
Un día, mientras paseaba por los alrededores del castillo, Mateo escuchó un ruido extraño proveniente del bosque. Decidido a investigar, se adentró entre los árboles y descubrió aterrorizado que un grupo de dragones había capturado a su fiel caballo Balu.
Sin pensarlo dos veces, Mateo sacó su espada y se enfrentó valientemente a los dragones. Lucharon ferozmente durante horas, pero finalmente logró vencerlos y liberar a Balu.
"¡Oh querido amigo! ¡Estoy tan feliz de verte sano y salvo!" exclamó Mateo abrazando cariñosamente a su caballo. Balu relinchó en respuesta como si estuviera diciendo "Gracias por venir en mi rescate". De regreso en el castillo, Mateo decidió que era hora de averiguar cómo es que los dragones habían llegado hasta allí.
Se dirigió hacia la biblioteca real para buscar información sobre estas criaturas míticas. Allí encontró un antiguo libro que hablaba sobre una leyenda: "Los dragones son criaturas inteligentes que solo atacan cuando están asustados o amenazados", leyó con atención el príncipe.
Mateo entendió entonces que algo debía estar molestando a los dragones para haber invadido su reino. Decidió visitar al sabio mago del reino, el anciano Merlín, en busca de consejo.
Merlín le explicó que los dragones estaban siendo expulsados de su hogar en las montañas debido a la deforestación y la contaminación. Sin un lugar donde vivir y encontrar comida, se vieron obligados a buscar refugio en Fantasilandia. Conmovido por esta situación, Mateo decidió tomar cartas en el asunto.
Convocó a todos los habitantes del reino y les contó lo que había descubierto. Juntos, idearon un plan para ayudar a los dragones y restaurar el equilibrio en su tierra.
El príncipe lideró una campaña para replantar árboles y limpiar los ríos. También organizó charlas educativas sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. Poco a poco, Fantasilandia comenzó a recuperarse y los dragones encontraron nuevamente su hogar en las montañas.
Agradecidos por la ayuda recibida, los dragones decidieron convertirse en guardianes del reino y protegerlo de cualquier peligro externo. Todos vivieron felices y en armonía gracias al coraje y determinación del valiente príncipe Mateo.
Y así fue como Mateo aprendió que no siempre es necesario luchar con violencia para resolver problemas. A veces, solo hace falta comprender las razones detrás de ellos e intentar solucionarlos pacíficamente.
Desde aquel día, cada vez que alguien recordaba la historia del príncipe Mateo y sus dragones guardianes, se inspiraban para cuidar el medio ambiente y trabajar juntos por un futuro mejor.
FIN.