La Misión de Mateo y Valentina
Había una vez en un pequeño pueblo de México llamado Solcito, donde cada día brillaba el sol con fuerza y alegría.
Los habitantes de Solcito eran muy felices y agradecidos por vivir en un lugar tan hermoso, donde las flores siempre estaban en flor y los pájaros cantaban sin parar. Un día, algo extraño comenzó a suceder en Solcito. El sol empezó a oscurecerse poco a poco, como si alguien hubiera puesto una sombra sobre él.
Los habitantes del pueblo se preocuparon mucho, ya que nunca habían experimentado algo así antes. Los niños de Solcito, Mateo y Valentina, decidieron investigar qué estaba pasando con el sol.
Armados con sus linternas y mucha valentía, se adentraron en el bosque que rodeaba al pueblo. Mientras caminaban entre los árboles, escucharon un susurro que los llevó hasta una cueva escondida. Al entrar en la cueva, descubrieron a un pequeño duende llamado Rayito que estaba llorando desconsoladamente.
Mateo y Valentina se acercaron con ternura y le preguntaron qué le sucedía. "¿Por qué estás llorando, Rayito?" -preguntó Valentina con voz suave.
El duende levantó la cabeza y les contó que había perdido su varita mágica, la cual utilizaba para mantener brillante al sol. Sin ella, no podía hacer que la luz llegara a Solcito como antes. Los niños se pusieron manos a la obra y prometieron ayudar a Rayito a encontrar su varita mágica.
Recorrieron toda la cueva juntos hasta que finalmente dieron con ella escondida detrás de unas rocas. Rayito tomó su varita mágica entre sus manos temblorosas y salió corriendo hacia el cielo.
Con un gesto rápido, agitó la varita y poco a poco el sol volvió a brillar con fuerza sobre Solcito. Los habitantes del pueblo salieron de sus casas asombrados al ver cómo el eclipse había terminado gracias al valiente acto de Mateo y Valentina junto al duende Rayito.
Desde ese día, los niños fueron considerados héroes en Solcito y cada noche miraban al cielo recordando la aventura que habían vivido para salvar el brillo del sol.
Y así, gracias a la amistad entre humanos y seres mágicos como Rayito, Solcito siguió siendo un lugar lleno de luz y alegría para siempre jamás.
FIN.