La misión de Mielita



En un hermoso jardín, en medio de la primavera, vivía una abeja llamada Mielita. Mielita era una abeja muy curiosa y trabajadora, siempre volando de flor en flor para recolectar néctar y polen.

Ella sabía lo importante que era su trabajo de polinización para que las plantas pudieran crecer y dar frutos. Un día, mientras Mielita revoloteaba entre las flores, escuchó a una mariposa llamada Alitas llorando cerca de un rosal.

Se acercó a ella y le preguntó qué le pasaba. "-¡Ay, Mielita! -dijo Alitas entre sollozos- ¡Las flores no dan frutos en este jardín y todos están preocupados!"Mielita se puso aún más curiosa y decidió investigar lo que estaba sucediendo.

Voló por todo el jardín y notó que efectivamente las plantas no estaban dando frutos como solían hacerlo. Se dio cuenta de que faltaba polinización debido a la disminución de abejas en el lugar.

Decidida a ayudar a sus amigos del jardín, Mielita convocó a todas las abejas vecinas para explicarles la situación y pedirles colaboración. Juntas idearon un plan para aumentar la polinización en el jardín y salvar la cosecha.

Durante días, las abejas trabajaron incansablemente pollinizando cada flor del jardín. Poco a poco, las plantas comenzaron a dar frutos nuevamente gracias al arduo trabajo de Mielita y sus amigas. Finalmente, llegó el día de la gran celebración en el jardín.

Todos los animales se reunieron para agradecer a Mielita y a las demás abejas por su valioso trabajo. Las plantas lucían radiantes con sus frutos maduros listos para ser cosechados.

"-¡Gracias por enseñarnos lo importante que son las abejas para nuestro hogar! -dijo Alitas emocionada mientras todos aplaudían- ¡Sin ustedes no podríamos disfrutar de estas deliciosas frutas!"Mielita sonrió orgullosa al ver cómo su esfuerzo había dado resultados positivos.

Estaba feliz de haber podido ayudar a sus amigos del jardín y demostrarles la importancia de cuidar a las abejas para mantener el equilibrio natural. Desde ese día en adelante, Mielita se convirtió en la guardiana del jardín, asegurándose de que nunca faltara polinización gracias al trabajo conjunto de todas las abejas del lugar.

FIN.

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