La misión de Mielita y Lucas



En un hermoso jardín, vivía una pequeña abeja llamada Mielita. Ella siempre había sido muy feliz zumbando de flor en flor, recolectando néctar y haciendo miel junto a sus amigas abejas. Pero últimamente, algo estaba mal.

El aire ya no olía a flores frescas, las plantas estaban marchitas y el agua de los arroyos se veía sucia y turbia.

Mielita se sentía triste al ver cómo su hogar se estaba deteriorando por la contaminación que los humanos habían causado. Un día, decidió hablar con la reina abeja para expresarle sus preocupaciones. "Reina Abeja, estoy muy preocupada por nuestro hogar.

La contaminación nos está afectando y no podemos realizar nuestras actividades correctamente", le dijo Mielita con voz temblorosa. La reina abeja escuchó atentamente a Mielita y luego le respondió con calma: "Querida Mielita, sé que las cosas han estado difíciles últimamente. Pero en tiempos de adversidad es cuando más unidas debemos estar.

Debemos encontrar una solución juntas". Mielita asintió con determinación y decidió buscar ayuda fuera de la colmena. Voló por el jardín hasta encontrarse con Lucas, un niño curioso que jugaba entre las flores. "Hola Lucas, soy Mielita la abeja.

¿Podrías ayudarme a limpiar nuestro hogar? La contaminación nos está afectando mucho", le pidió Mielita con esperanza en los ojos.

Lucas sorprendido por poder entender lo que la abeja decía gracias a un hechizo mágico del hada del jardín aceptó ayudarla sin dudarlo. Juntos, Mielita y Lucas trabajaron arduamente para limpiar el jardín. Recogieron basura, plantaron nuevas flores y colocaron bebederos limpios para que las abejas pudieran hidratarse adecuadamente. Con el tiempo, el jardín volvió a cobrar vida.

Las flores volvieron a brillar con colores vibrantes y el aire se llenó nuevamente con su dulce fragancia. Las abejas recuperaron su alegría al tener un hogar limpio y saludable donde realizar sus tareas diarias sin problemas.

La reina abeja felicitó a Mielita por su valentía al pedir ayuda y trabajar junto a un humano para mejorar su entorno.

Desde ese día, todos en la colmena aprendieron la importancia de cuidar el medio ambiente y trabajar en equipo para proteger su hogar de cualquier amenaza externa. Y así, gracias al esfuerzo conjunto de una pequeña abeja triste y un niño dispuesto a ayudar, lograron demostrar que cuando trabajamos juntos podemos lograr grandes cambios positivos en nuestro mundo.

FIN.

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