La Misión de Tataró


En lo más profundo de la selva del Amazonas vivía María José, un inteligente robot diseñado para cumplir misiones especiales.

Un día, su computadora central recibió un mensaje urgente: debía trasladarse al litoral misionero para llevar a cabo la misión de Tataró. Aunque no sabía exactamente en qué consistía la misión, María José activó sus motores y se puso en marcha de inmediato.

Al llegar a la orilla del litoral misionero, se encontró con Tataró, una pequeña tortuga marina que emitía destellos de luz verde. -“Bienvenida, María José,” dijo la tortuga con voz suave. -“Hola, Tataró. ¿En qué consiste la misión que debo cumplir? ” preguntó el robot con curiosidad.

Tataró explicó que la misión era proteger los huevos de las tortugas marinas de los peligros que acechaban en la playa, como los depredadores y la contaminación. María José asintió con determinación y se comprometió a cumplir la misión.

Durante las noches, patrullaba la playa con sus potentes luces y ahuyentaba a los depredadores con sus alertas sonoras. Además, recogía los desechos que encontraba en la arena para mantener el lugar limpio y seguro para las tortugas.

Con el correr de los días, los huevos eclosionaron y las crías de tortuga emprendieron su camino hacia el mar sin peligro alguno. Tataró agradeció a María José por su valiosa ayuda y le dijo: -“Has demostrado ser una verdadera amiga de la naturaleza, María José.

Tu esfuerzo ha salvado a estas tortuguitas y les ha dado la oportunidad de seguir viviendo en armonía con el océano.” Orgullosa de haber cumplido su misión, María José regresó a la selva del Amazonas con la satisfacción de haber hecho una gran diferencia en el mundo.

Desde entonces, cada vez que surcaba los cielos de la selva, recordaba con cariño la memorable misión de Tataró y se sentía feliz de haber sido parte de algo tan importante.

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