La misión de Villa Animalia


Había una vez en el bosque encantado de Villa Animalia, cuatro amigos muy especiales: Porqui, un cerdito algo despistado pero muy valiente; Tomiti, un pato alegre y curioso; Sparky, un perro juguetón y leal; y Lechuzo, el sabio búho mago que vivía en lo más alto del Árbol Celestial.

Una tarde soleada, mientras jugaban cerca del río Chispeante, Porqui resbaló y cayó al agua. A pesar de ser un excelente nadador, la corriente lo arrastró río abajo hasta desaparecer de la vista de sus amigos.

Tomiti y Sparky se miraron preocupados. Sabían que necesitaban ayuda para encontrar a su amigo Porqui sano y salvo. - ¡Debemos ir con Lechuzo! Él nos ayudará a encontrar a Porqui -exclamó Tomiti con determinación.

Sin perder tiempo, los tres amigos emprendieron su viaje hacia el Árbol Celestial donde habitaba Lechuzo.

El camino estaba lleno de desafíos: atravesaron el Bosque Encantado Oscuro donde las sombras jugaban trucos mentales, cruzaron el Puente Crujiente sobre el río Rugidor (donde Sparky casi cae por querer perseguir una mariposa) y escalaron la Colina Brillante llena de cristales mágicos que reflejaban sus deseos más profundos. Finalmente llegaron al Árbol Celestial donde Lechuzo los esperaba con paciencia.

Con su voz grave pero amable les dijo:- ¿Qué les trae por aquí, mis jóvenes amigos? Tomiti explicó rápidamente lo sucedido con Porqui y cómo necesitaban encontrarlo antes de que fuera demasiado tarde.

Lechuzo cerró sus ojos por un momento como si estuviera buscando en su mente alguna respuesta mágica. - Para encontrar a Porqui, deberán seguir las luces del Bosque Brillante hasta llegar al Lago Espejo. Allí encontrarán la verdad que buscan -anunció Lechuzo solemnemente.

Los cuatro amigos se despidieron con gratitud y alegría en sus corazones por tener la clave para hallar a Porqui.

Siguiendo las luces brillantes del bosque guiados por la intuición de Tomiti y la astucia de Sparky para evitar posibles peligros desconocidos, llegaron al Lago Espejo justo cuando caía la noche. En medio del lago vieron reflejada una imagen borrosa que poco a poco tomaba forma: era Porqui aferrándose a un tronco mientras luchaba contra la corriente implacable.

Sin dudarlo ni un segundo, Sparky saltó al agua seguido por Tomiti quien lo siguió volando gracias a sus alas poderosas. Con esfuerzo conjunto lograron rescatar a Porqui antes de llevarlo sano y salvo a tierra firme.

Los cuatro amigos se abrazaron emocionados por haber superado juntos ese gran desafío. - ¡Gracias Lechuzo! Sin tu sabiduría no hubiéramos encontrado a nuestro amigo -agradeció Sparky entre ladridos felices.

Lechuzo sonrió desde lo alto del árbol sabiendo que había cumplido su rol como protector del bosque y guía espiritual para aquellos necesitados de ayuda.

Desde ese día en adelante, los cuatro amigos continuaron explorando juntos Villa Animalia enfrentando nuevos retos con valentía e ingenio porque sabían que siempre podían contar unos con otros sin importar qué obstáculos se interpusieran en su camino.

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