La misión del dragón


Había una vez en la Universidad de Buenos Aires, dos amigas inseparables llamadas Anita y Sofía. Ellas eran muy inteligentes y estudiosas, siempre estaban juntas en todas las clases y se apoyaban mutuamente en todo lo que hacían.

Un día, mientras estaban en la biblioteca estudiando para un examen importante, se les acercó un hombre misterioso.

Les dijo que había escuchado sobre su valentía y astucia, y les ofreció un trabajo increíble: pelear mano a mano con un dragón para proteger al reino de una gran amenaza. Anita y Sofía se miraron sorprendidas, pero emocionadas ante semejante desafío. Sabían que no iba a ser fácil enfrentarse a un dragón, pero también sabían que juntas podrían lograrlo.

Decidieron aceptar el desafío y comenzaron a prepararse para la gran batalla. "¡Vamos Anita! ¡Podemos hacerlo si trabajamos juntas!", exclamó Sofía emocionada. "Sí Sofi, sé que juntas somos imparables", respondió Anita con determinación.

Las chicas buscaron información sobre cómo vencer a un dragón, entrenaron duro física y mentalmente, e incluso recibieron consejos de los profesores más sabios de la universidad. Estaban listas para enfrentarse al temible monstruo. Finalmente llegó el día de la batalla.

El dragón apareció rugiendo con fuego saliendo de su boca, causando terror en todo el reino. Pero Anita y Sofía se mantuvieron firmes, recordando todo lo que habían aprendido y confiando en su amistad.

Con valentía se lanzaron al ataque, esquivando las llamas del dragón y buscando su punto débil. Trabajaron juntas como un equipo perfecto, cubriéndose una a la otra y coordinando sus movimientos con precisión.

Después de una intensa pelea llena de giros inesperados, finalmente lograron derrotar al dragón. El reino entero celebró su victoria y las chicas fueron aclamadas como heroínas por todos. "¡Lo logramos Anita! ¡Eres mi mejor amiga y mi compañera más valiente!", gritó Sofía abrazando a su amiga.

"Gracias Sofi, sin ti no hubiera sido posible. Juntas somos invencibles", respondió Anita emocionada. Desde ese día en adelante, Anita y Sofía siguieron siendo inseparables.

Habían demostrado que con valentía, trabajo en equipo y confianza mutua se pueden superar los desafíos más grandes. Y así vivieron felices para siempre siendo inspiración para todos en la universidad. Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¿O tal vez recién está comenzando?

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