La misión del hincha


Había una vez un niño llamado Bautista que vivía en el barrio de La Boca, en Buenos Aires. Desde muy pequeño, Bautista había aprendido a amar y apoyar al famoso equipo de fútbol Boca Juniors.

Su habitación estaba llena de banderas, camisetas y pósters del club. Bautista soñaba con algún día poder ver jugar a su amado equipo en vivo y compartir esa emoción con sus amigos. Pero desafortunadamente, la vida no siempre es como uno espera.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Bautista se torció el tobillo y tuvo que usar muletas durante algunas semanas.

Esto significaba que no podía ir al estadio a ver los partidos de Boca Juniors como solía hacerlo. Bautista estaba triste pero decidió que eso no iba a detenerlo para demostrar su amor por Boca Juniors. Así que comenzó a escuchar los partidos por la radio y animar desde casa junto a su familia.

Gritaba tan fuerte cada vez que Boca anotaba un gol, que parecía estar en el mismo estadio. Un día, mientras escuchaba un partido importante por la radio, algo increíble sucedió.

Una voz misteriosa salió del aparato diciendo: "Bautista, eres un hincha muy especial para nosotros". El niño se quedó asombrado y preguntó: "¿Quién eres?". La voz respondió: "Soy el espíritu del hincha número 12 de Boca Juniors". Bautista no podía creer lo que estaba escuchando.

El espíritu continuó diciendo: "He visto tu pasión y amor por el equipo, incluso en los momentos más difíciles. Y quiero recompensarte". Bautista se emocionó y preguntó qué podía hacer para demostrar aún más su amor por Boca Juniors.

El espíritu le dijo que tenía una misión especial para él. El hincha número 12 le explicó a Bautista que había un niño llamado Mateo que estaba muy enfermo en el hospital y también era hincha de Boca Juniors.

Pero no tenía la misma suerte que Bautista, ya que no podía ver los partidos ni animar al equipo.

La misión de Bautista era llevarle alegría a Mateo llevándole un regalo muy especial: una camiseta autografiada por todos los jugadores de Boca Juniors. Bautista aceptó emocionado y decidió hacer todo lo posible para cumplir con éxito su misión. Con la ayuda de sus padres, Bautista logró contactar al club y contarles sobre Mateo.

Los jugadores se conmovieron tanto con la historia que decidieron visitarlo personalmente en el hospital. Cuando llegaron al hospital con la camiseta firmada, Mateo no podía creer lo que veía. La emoción llenaba sus ojos mientras abrazaba a cada jugador uno por uno.

Ese día, Mateo sintió una gran felicidad y olvidó por un momento su enfermedad gracias a la visita sorpresa de sus ídolos.

Bautista también se emocionó al ver cómo su pequeña acción pudo cambiarle el día a alguien tan especial como Mateo. Aprendió que ser hincha no solo significa animar desde las gradas, sino también ayudar y hacer felices a los demás.

Desde ese día, Bautista continuó apoyando a Boca Juniors con todo su corazón, pero también encontró una nueva pasión: ayudar a los demás y llevar alegría a quienes más lo necesitaban. Y así, el amor por Boca Juniors se convirtió en una fuente de inspiración para Bautista y todos aquellos que conocieron su historia.

Porque ser hincha no solo significa animar desde la tribuna, sino también ser solidario con los demás y hacer del mundo un lugar mejor.

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