La misión lechera de Juan y Marta



Había una vez, en un hermoso pueblo de la provincia de Buenos Aires, unos valientes granjeros llamados Juan y Marta. Ellos vivían felices en su granja rodeada de verdes campos y muchas vacas.

Un día, mientras los granjeros estaban cuidando a sus queridas vacas, vieron algo muy extraño en el cielo. Eran luces brillantes que se movían rápidamente.

¡Eran alienígenas! Los extraterrestres habían llegado a la Tierra y tenían un plan malvado: raptar todas las vacas del pueblo. Juan y Marta no podían permitir que les robaran a sus amigas las vacas. Decidieron enfrentarse a los extraterrestres para salvarlas. Se armaron con palos y linternas, listos para defender su hogar.

Cuando llegaron al campo donde estaban las vacas, se encontraron con los alienígenas tratando de llevarse a una pobre vaquita llamada Milagrosa. Juan gritó: "¡Deténganse! ¡Esas vacas nos pertenecen!"Los extraterrestres se rieron y dijeron: "¡No pueden detenernos! Las necesitamos para nuestro planeta".

Pero Juan no iba a rendirse tan fácilmente. Él sabía que tenía que hacer algo rápido. Entonces, Marta tuvo una idea brillante. Recordó haber leído en un libro sobre cómo hablar con otros seres vivos utilizando sonidos especiales.

Decidió probarlo con las vacas para pedirles ayuda. Marta comenzó a hacer sonidos extraños como —"muuu"  e hizo gestos divertidos. Al principio, las vacas se miraron confundidas, pero luego entendieron lo que Marta quería decirles.

Ellas sabían que tenían que ayudar a sus amigos granjeros. Las vacas comenzaron a hacer ruidos fuertes y a moverse rápidamente hacia los extraterrestres. Los alienígenas se asustaron y corrieron lejos de allí, dejando a Milagrosa en el suelo.

Juan y Marta abrazaron a Milagrosa con alegría. Las vacas habían demostrado su valentía y habían salvado el día. Desde ese momento, Juan y Marta supieron que las vacas eran más inteligentes de lo que pensaban.

Los extraterrestres nunca volvieron al pueblo, pero Juan y Marta siempre estuvieron atentos para proteger a sus amigas las vacas. Aprendieron que cuando trabajamos juntos, podemos superar cualquier desafío.

Desde aquel día, la granja de Juan y Marta se convirtió en un lugar muy especial donde todas las vacas vivían felices y seguras gracias al amor y cuidado de los granjeros. Y así terminó esta increíble historia de valentía y amistad entre humanos, vacas ¡y hasta extraterrestres!

FIN.

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