La mochila atascada



Había una vez una niña llamada Adelle que tenía una mochila rosada muy especial. La había recibido de regalo en su cumpleaños número cinco y desde entonces, nunca se separaba de ella.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Adelle decidió jugar a —"cortina" . Era un juego en el que uno de los niños se ponía detrás de un objeto y los demás tenían que adivinar quién era.

Adelle decidió esconderse detrás de la cortina del escenario del parque y esperar a ser encontrada. Pero cuando intentó salir, descubrió que la cremallera de su mochila estaba atascada y no podía abrirla para sacar las llaves que necesitaba para abrir la cortina.

Los minutos pasaban y Adelle empezaba a ponerse nerviosa. ¿Cómo iba a salir? ¿Y si nadie la encontraba? De repente, oyó una voz conocida:- ¡Adelle! ¿Estás ahí? Era su amigo Juanito. - Sí -respondió ella-.

Pero mi mochila está atascada y no puedo sacar las llaves para abrir la cortina. Juanito se acercó corriendo y examinó la cremallera. - Yo sé cómo arreglar esto -dijo él-. Mi mamá siempre me enseña trucos para estas cosas. Espera un momento.

Juanito desató el cordón de su sudadera y lo usó como palanca para desbloquear la cremallera atascada. En unos segundos, Adelle pudo abrir su mochila sin problemas. - ¡Gracias! -exclamó ella-. Eres un genio.

Juntos, sacaron las llaves y abrieron la cortina. Adelle se sintió aliviada y agradecida por tener amigos como Juanito que la ayudaban en momentos difíciles.

Desde entonces, Adelle aprendió a valorar más su mochila rosada y cuidarla mejor para evitar que volviera a atascarse. Además, nunca olvidaría el truco de Juanito para desbloquear una cremallera atascada. Y sobre todo, aprendió la importancia de tener amigos que la apoyen en todo momento.

Y así, con esta experiencia, Adelle siguió creciendo y disfrutando de nuevas aventuras junto a sus amigos en el parque del barrio.

FIN.

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