La moneda de oro de Valentina


Valentina era una niña muy curiosa y aventurera. Le encantaba explorar el mundo que la rodeaba y siempre estaba en busca de nuevas aventuras. Un día, decidió explorar su jardín.

Cuando llegó al jardín, se dio cuenta de que había un pequeño montón de tierra en el medio del césped. Valentina decidió investigar qué había debajo de ese montón y comenzó a cavar con sus manos. Después de unos minutos, descubrió algo brillante y redondo.

Era una moneda de oro! Estaba tan emocionada que corrió hacia la casa para enseñársela a su mamá. "Mamá, mira lo que encontré en el jardín!" exclamó Valentina mientras le mostraba la moneda.

"¡Qué maravilla, hija!" dijo su madre sonriendo. "Pero recuerda siempre pedir permiso antes de cavar en el jardín". Valentina asintió con la cabeza y prometió ser más cuidadosa en el futuro. Al día siguiente, Valentina se despertó temprano para ir a jugar al jardín nuevamente.

Esta vez, vio una rana saltando por ahí. Se acercó lentamente para no asustarla y comenzaron a jugar juntas. "¿Quieres ser mi amiga?" preguntó Valentina a la rana.

La rana croaba como diciendo "sí" y así comenzaron su amistad. Durante los siguientes días, Valentina visitaba a su nueva amiga todos los días después del colegio. Pero un día se dio cuenta de que la rana ya no estaba allí.

Valentina buscó por todos lados, pero no pudo encontrarla. Regresó a casa triste y le contó a su mamá lo que había pasado. "No te preocupes, hija" dijo su madre tratando de consolarla.

"Las ranas son animales muy libres y quizás se fue en busca de nuevas aventuras". Valentina entendió lo que su madre le estaba diciendo y decidió seguir explorando el jardín para encontrar nuevas aventuras. Un día, mientras jugaba en el jardín, Valentina encontró una mariposa herida en el suelo.

La recogió con cuidado y la llevó dentro de la casa para curarla. "Mamá, ¿puedo cuidar a esta mariposa hasta que se recupere?" preguntó Valentina.

Su mamá asintió con la cabeza y así comenzaron los días de cuidado para la mariposa herida. Después de unos días, la mariposa finalmente recuperó sus fuerzas y volvió a volar libremente por el jardín. Valentina estaba feliz al ver cómo su pequeño acto de bondad había ayudado a otra criatura del planeta.

A partir de ese momento, Valentina aprendió muchas cosas sobre el mundo natural que la rodeaba. Aprendió sobre respeto hacia los animales y plantas del jardín. Y también aprendió sobre amistad verdadera cuando hizo amigos con otros niños del vecindario.

Valentina descubrió que cada día era una nueva aventura si uno está dispuesto a explorar y aprender cosas nuevas.

Y así fue como vivió feliz en su pequeño mundo lleno de risas e historias divertidas en el jardín durante muchos años más.

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