La Moneda Dorada


Había una vez dos perros llamados Tito y Lila, que eran grandes amigos. Les encantaba jugar juntos en la pradera cerca de su casa.

Un día, mientras jugaban a perseguirse uno al otro, se alejaron demasiado de su hogar y se dieron cuenta de que estaban perdidos. "Oh no, ¿cómo vamos a encontrar el camino de vuelta a casa?" preguntó Tito. "No lo sé", respondió Lila con preocupación.

"Pero debemos mantener la calma y pensar en una solución". Los dos amigos comenzaron a caminar hacia adelante sin saber hacia dónde iban. Después de un rato, llegaron a un bosque espeso donde las hojas bloqueaban los rayos del sol.

"Este lugar es muy oscuro y tenebroso", dijo Tito. "Sí, pero no podemos detenernos ahora", respondió Lila. "Tenemos que seguir adelante". Mientras caminaban por el bosque, escucharon un sonido extraño.

Era una voz familiar que venía de detrás de unos arbustos. "¡Guau guau!", ladró Tito emocionado. Era su amigo Max quien también estaba perdido en el bosque. Juntos continuaron buscando una salida hasta que encontraron un arroyo cristalino.

"¡Miren! ¡Hay agua fresca aquí!", exclamó Lila saltando dentro del arroyo para refrescarse. De repente vieron algo brillante en la orilla del arroyo. Era una moneda dorada que emitía destellos bajo el agua clara del arroyo. "¡Wow! ¡Una moneda de oro! ¡Qué suerte!", dijo Max.

"No es nuestra, debemos buscar a su dueño", respondió Lila. Continuaron caminando por el bosque hasta que vieron a un anciano buscando algo en la orilla del arroyo. Era el dueño de la moneda dorada.

"¡Hola señor! ¿Está buscando algo?", preguntó Tito amablemente. "Sí, perdí mi moneda de oro aquí cerca", respondió el anciano con una sonrisa cuando los vio acercarse. Los perros le entregaron la moneda y el anciano les agradeció profundamente.

"Ustedes son unos buenos amigos y un gran ejemplo para todos", dijo mientras se alejaba feliz con su tesoro recuperado. Finalmente, después de mucho caminar, los tres amigos encontraron una salida del bosque y pudieron regresar sanos y salvos a casa.

Desde ese día, aprendieron que trabajar juntos y ayudar a otros siempre lleva a grandes recompensas.

Dirección del Cuentito copiada!