La Monja Blanca y el Jardín de los Sueños



En un pequeño pueblo de Guatemala, donde el cielo brillaba de un color azul intenso y las aves cantaban al amanecer, vivía una niña llamada Lila. Lila era curiosa y le encantaba explorar la naturaleza que la rodeaba.

Un día, mientras daba un paseo por el bosque, se encontró con una flor blanca, única y hermosa. "¡Qué flor tan linda! “, exclamó Lila, acercándose más.

De repente, la flor comenzó a hablar. "Hola, Lila. Soy la Monja Blanca, la flor nacional de Guatemala. He estado esperando que alguien especial como vos me descubra".

Lila, sorprendida y emocionada, le preguntó: "¿Qué estás haciendo aquí sola?".

"He estado cuidando de este bosque y de los sueños de los que aquí viven. Pero necesito tu ayuda. Hay tres semillas mágicas que han sido escondidas en el bosque, y con ellas podemos hacer renacer el Jardín de los Sueños, que ha quedado triste y olvidado".

Lila se sintió muy honrada y emocionada: "¡Voy a ayudarte!". Así que, juntas, comenzaron la búsqueda de las semillas.

El primer lugar que visitaron fue un río cristalino. Allí, vieron a un pez dorado que nadaba con gracia. "Hola, pez. ¿Sabés dónde podemos encontrar la primera semilla?". El pez sonrió y dijo: "Claro, pero para dárselas, deben ayudarme a limpiar un poco el río. ¿Quieren ayudar?".

Lila y la Monja Blanca se pusieron a trabajar, recogiendo hojas y basura que ensuciaban el agua. Después de un rato, el río brillaba de nuevo. "Muchas gracias, amigas. La semilla está debajo de esa piedra enorme", dijo el pez señalando con la aleta. Lila se agachó y, efectivamente, encontró la primera semilla.

Contentas, continuaron su aventura. La siguiente parada fue un árbol viejo, donde vivía un búho muy sabio. "¿Usted tiene la segunda semilla, señor búho?" preguntó Lila. El búho miró a la niña y dijo: "No la tengo, pero puedo ayudar. Para conseguirla, deberán resolver un acertijo".

Lila estuvo de acuerdo y el búho dijo: "La respuesta está en este acertijo: 'Soy un amigo que siempre da, un abrigo que nunca se irá. ¿Qué soy?'".

Lila pensó por un momento y, de repente, sonrió. "¡Eres el sol!".

El búho aplaudió con sus alas: "¡Exacto! La resposta es correcta. Aquí tienen la segunda semilla". Y con eso, Lila y la Monja Blanca emprendieron el camino hacia la última semilla.

Finalmente, llegaron a un campo lleno de flores de todos los colores. Allí se encontraron con un grupo de mariposas. "Queremos encontrar la última semilla, ¿la han visto?".

Las mariposas aletearon emocionadas y dijeron: "Sí, la tenemos, pero debemos asegurarnos de que las flores que ustedes conocen también sean importantes. Denos su promesa de cuidarlas".

"¡Prometemos cuidar todas las flores del jardín!" respondió Lila.

Las mariposas sonrieron, y con un mágico aleteo, entregaron la última semilla. Lila y la Monja Blanca ahora tenían las tres semillas mágicas.

"¡Ahora, plantémoslas en el corazón del bosque y hagamos renacer el Jardín de los Sueños!" propuso Lila.

Juntas, cavaron un pequeño hoyo y colocaron las semillas. Entonces, Lila, emocionada, dijo una frase mágica que la Monja Blanca le había enseñado: "Con amor y cuidado, que florezca nuestro sueño".

De pronto, una luz brillante llenó el aire y el jardín comenzó a crecer ante sus ojos. Flores de colores, mariposas danzantes y risas llenaron el lugar. Lila miró con asombro y alegría.

Finalmente, la Monja Blanca se giró hacia Lila y dijo: "Felicidades, has conseguido hacer renacer el Jardín de los Sueños. No solo has encontrado las semillas, sino que aprendiste la importancia de cuidar la naturaleza y respetar todo lo que nos rodea".

Desde ese día, Lila visitaba el jardín cada tarde, donde sus amigos, los animales, las flores y, por supuesto, la Monja Blanca, la aguardaban para nuevas aventuras y sueños por cumplir.

FIN.

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