La montaña de la perseverancia
Había una vez en Chiapas, México, un niño llamado Ángel. Ángel era un niño muy especial, le encantaba dormir, comer y jugar. Desde que amanecía hasta que caía la noche, siempre estaba haciendo alguna de esas tres cosas.
Un día, mientras Ángel jugaba en el parque con sus amigos, vio a lo lejos una montaña muy alta y decidió que quería llegar a la cima.
Sus amigos se rieron y le dijeron:- ¡Ángel, eso es imposible! Esa montaña es demasiado alta para nosotros. Pero Ángel no se dio por vencido. Decidió que iba a subir esa montaña sin importar qué. Así que al día siguiente, temprano en la mañana, comenzó su aventura.
Ángel caminaba y caminaba sin descanso. La subida era empinada y difícil, pero él estaba decidido a llegar a la cima. Cuando el sol estaba en lo más alto del cielo, Ángel sintió hambre y cansancio.
Se sentó en una roca a descansar y sacó de su mochila un poco de comida que había traído. Mientras comía tranquilamente bajo la sombra de un árbol, escuchó una voz suave que venía del viento:- No te rindas, Ángel. Sigue adelante.
Ángel se sorprendió al principio, pero luego sonrió y siguió su camino con renovadas fuerzas. Cada paso lo acercaba más a la cima de la montaña. Finalmente, después de muchas horas de caminata y escalada, Ángel llegó a la cima.
La vista desde arriba era espectacular: podía ver todo el valle extendiéndose ante sus ojos como un manto verde salpicado de colores brillantes. - ¡Lo logré! -exclamó Ángel emocionado-.
¡He llegado a la cima! Ángel se sentía feliz y orgulloso de sí mismo por no haberse rendido nunca. Mirando hacia abajo recordó todas las veces que había preferido quedarse en casa durmiendo o jugando en lugar de enfrentarse a nuevos desafíos.
Desde ese día, Ángel entendió que aunque dormir comer y jugar eran cosas importantes para él también debía animarse a explorar nuevas aventuras y desafiar sus propios límites.
Y así fue como el niño que amaba dormir comer y jugar descubrió el valor de nunca rendirse ante los obstáculos y siempre seguir adelante con determinación y alegría en su corazón.
FIN.