La montaña mágica de Niche


Había una vez, en el hermoso pueblo de Oxapampa, vivía Niche, una mujer janesha muy especial. Era conocida por su belleza y por su amor incondicional hacia su comunidad.

Un día, el pueblo de Oxapampa se vio afectado por una terrible sequía. El sol ardiente había secado todos los ríos y las plantas comenzaban a marchitarse. Los habitantes estaban desesperados y no sabían qué hacer para conseguir agua.

Niche observaba con tristeza cómo la sequía afectaba a su amada comunidad. Sabía que tenía que hacer algo para ayudarlos, así que decidió tomar una decisión valiente y sacrificarse por el bienestar de todos. Una noche, mientras todos dormían, Niche se adentró en lo más profundo del bosque.

Allí encontró un antiguo árbol sagrado donde pidió ayuda a los espíritus de la naturaleza. Con lágrimas en los ojos, les suplicó que le concedieran el poder necesario para traer agua al pueblo.

Los espíritus escucharon la súplica de Niche y decidieron otorgarle un gran poder transformándola en algo extraordinario: una enorme montaña llena de agua fresca y pura.

La mañana siguiente fue sorprendente para todos los habitantes de Oxapampa cuando descubrieron la presencia de la imponente montaña justo en medio del pueblo. Todos quedaron maravillados al ver cómo brotaba agua cristalina desde lo alto. Las familias acudieron rápidamente a llenar sus recipientes con el preciado líquido y regresaron a sus hogares con alegría en sus rostros.

Niche había cumplido su promesa, ahora su pueblo tenía agua nuevamente. Sin embargo, algo inesperado sucedió. Los días pasaron y la montaña comenzó a perder agua poco a poco.

La sequía amenazaba con volver y Niche sabía que debía hacer algo para mantener el suministro de agua. Decidió hablar con los espíritus una vez más y les pidió ayuda para encontrar una solución permanente.

Ellos le explicaron que necesitaban el cuidado constante de la comunidad para mantener el flujo de agua. Niche regresó al pueblo y convocó a todos los habitantes en una reunión especial.

Les habló sobre la importancia de valorar y respetar el agua, así como también sobre la responsabilidad que tenían cada uno de ellos en cuidarla. Desde ese día, los habitantes de Oxapampa se comprometieron a ser conscientes del uso del agua, evitando desperdiciarla y contaminarla.

Aprendieron a recolectar el agua de lluvia y utilizarla sabiamente en sus hogares y cultivos. Con el tiempo, Niche se convirtió en un símbolo de amor por su comunidad y en un recordatorio constante sobre la importancia del cuidado del medio ambiente.

Y así fue como gracias al sacrificio valiente de Niche, Oxapampa nunca volvió a padecer sequías tan devastadoras. El pueblo aprendió una valiosa lección: cuando amamos nuestra tierra y nos preocupamos por ella, podemos lograr grandes cosas juntos. Y colorín colorado, este cuento ha terminado...

pero recuerda siempre valorar el agua ¡y cuidar nuestro planeta!

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