La Montaña Salvadora



Pedro estaba emocionado por su viaje a Bariloche. Él amaba esquiar y estaba ansioso por demostrar sus habilidades en la nieve.

Después de un día divertido en las pistas, Pedro se encontró con sus amigos y decidieron competir para ver quién era el mejor esquiador. La competencia fue intensa, pero al final, Pedro salió victorioso.

Todos estaban felices y animados, sin embargo, cuando intentaron regresar al hotel, se dieron cuenta de que habían tomado el camino equivocado y terminaron perdidos en una montaña muy alta. "¿Qué vamos a hacer ahora?" preguntó uno de los amigos de Pedro. "No lo sé", respondió Pedro con preocupación. "Pero tenemos que encontrar una manera de salir de aquí".

Después de caminar durante horas, los niños encontraron una pequeña cabaña abandonada. Decidieron pasar la noche allí para descansar antes de continuar su búsqueda del camino correcto a casa.

A la mañana siguiente, mientras discutían qué hacer a continuación, uno de los amigos propuso algo loco: ¿por qué no intentan esquiar montaña abajo? Pedro sabía que esto era peligroso e imprudente. Pero también sabía que si no hacían algo pronto podrían morir en la montaña.

Así que después de pensarlo detenidamente dijo: "Está bien chicos, hagámoslo juntos". Los niños comenzaron a bajar lentamente la montaña nevada. Al principio iban despacio y con cuidado para evitar caerse o lastimarse gravemente.

Pero cuando empezaron a tomar velocidad sintieron emoción y adrenalina correr por sus venas. De repente, Pedro vio una gran roca en su camino. No tuvo tiempo de esquivarla y chocó fuertemente contra ella. Cayó al suelo con un dolor agudo en la pierna.

"¡Pedro! ¿Estás bien?" preguntaron sus amigos preocupados. "No puedo mover mi pierna", respondió él con lágrimas en los ojos. Los niños se dieron cuenta de que necesitaban ayuda urgente, así que buscaron un lugar seguro para esperar a ser rescatados.

Felizmente, después de unas horas llegaron los equipos de rescate y llevaron a Pedro al hospital más cercano.

A pesar del miedo y el peligro que enfrentaron, Pedro aprendió una valiosa lección: nunca subestimes los riesgos ni tomes decisiones imprudentes. A veces la mejor opción es pedir ayuda y confiar en los expertos para resolver situaciones difíciles. Y lo más importante, siempre debemos valorar nuestra seguridad y cuidado personal por encima de cualquier otra cosa.

FIN.

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