La montaña solidaria



Había una vez una niña llamada Nina, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y cascadas. A ella le encantaba explorar la naturaleza y soñaba con viajar por el mundo junto a su familia.

Un día, mientras Nina exploraba las hermosas cataratas cerca de su casa, encontró un mensaje en una botella. El mensaje decía: "¡Felicidades! Has ganado un viaje en avión para toda tu familia".

Nina no podía creerlo, ¡era justo lo que siempre había deseado! Corrió emocionada hasta su casa y les mostró el mensaje a sus padres. Todos estaban muy emocionados y comenzaron a planificar su gran aventura.

Empacaron sus maletas con ropa cómoda y abrigada, ya que iban a volar hacia un lugar bastante frío. Al día siguiente, llegaron al aeropuerto temprano por la mañana y abordaron el avión. Nina estaba tan emocionada que no podía dejar de sonreír.

Mientras despegaban, se imaginaba todos los lugares increíbles que visitaría durante el viaje. Después de varias horas de vuelo, finalmente llegaron a su destino: ¡un país lleno de montañas nevadas! La familia salió del avión y se maravilló ante la belleza del paisaje cubierto de nieve.

Decidieron hospedarse en un pequeño pueblo cercano a las montañas para poder disfrutar más tiempo juntos como familia. Durante los días siguientes, exploraron senderos cubiertos de nieve, construyeron muñecos de nieve e incluso se animaron a hacer snowboard.

Una tarde, mientras Nina y sus padres caminaban por un sendero, se encontraron con un anciano que parecía necesitar ayuda.

El hombre les contó que su casa estaba en peligro de ser sepultada bajo una avalancha y no tenía a nadie más a quien acudir. Nina y su familia no dudaron en ayudar al anciano. Juntos, buscaron refugio en una cueva cercana hasta que la avalancha pasara. Fue una experiencia emocionante pero también aterradora.

Después de unos días, el clima mejoró y el anciano pudo regresar a su hogar seguro y salvo. Estaba tan agradecido por la ayuda de Nina y su familia que les ofreció quedarse en su casa durante el resto de su estadía.

La familia aceptó amablemente la invitación del anciano y descubrieron que él era un gran contador de historias. Les contaba cuentos sobre las montañas nevadas, los animales salvajes que vivían allí y las aventuras de exploradores valientes.

Al finalizar su viaje, Nina se dio cuenta de lo importante que es ayudar a los demás y compartir momentos especiales con la familia. Aprendió que incluso cuando estás lejos de casa, siempre puedes encontrar personas amables dispuestas a brindarte apoyo.

Cuando regresaron al pueblo donde vivían, Nina compartió todas las historias e inspiraciones del viaje con sus amigos. Todos escuchaban atentamente mientras ella les contaba cómo había vencido sus miedos para ayudar al anciano.

Desde ese día, Nina siguió soñando con nuevos lugares para explorar junto a su familia. Sabía que cada aventura les enseñaría algo nuevo y los uniría aún más como familia.

Y así, Nina continuó su vida llena de entusiasmo y curiosidad, siempre lista para embarcarse en nuevas aventuras y ayudar a quienes lo necesitaran.

Porque ella sabía que la verdadera magia de viajar no solo está en conocer lugares nuevos, sino también en el amor y la conexión que se crea con las personas que conoces en el camino.

FIN.

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