La Mosca Que Quería Ir a la Escuela
Había una vez en un jardín lleno de flores coloridas y verdes árboles, una pequeña mosca llamada Mili. Mili era muy curiosa y siempre miraba con envidia a los niños que iban a la escuela del jardín, donde aprendían cosas maravillosas como contar, leer y dibujar. Mili soñaba con ser parte de esos días especiales.
Un día, mientras volaba alrededor de las flores, Mili se topó con su amiga la mariquita, Lila.
"¡Hola, Mili! ¿Adónde vas volando tan rápido?" - preguntó Lila.
"¡Hola, Lila! Quiero ir a la escuela, pero no sé si puedo" - respondió Mili con un suspiro.
"Pero tú no eres un niño, eres una mosca. ¿Crees que te dejarán entrar?" - dijo Lila, un poco preocupada.
"¡No lo sé! Pero tengo que intentarlo. Quiero aprender a leer y a escribir como ellos" - insistió Mili con determinación.
Esa tarde, Mili decidió que haría todo lo posible para asistir a la escuela. Primero, voló hacia la puerta del aula y observó a los niños. La maestra, una amable mariposa llamada Doña Lila, estaba enseñando a los niños a contar.
"¿Y si me camuflo entre ellos?" - pensó Mili.
Mili se disfrazó con un pequeño sombrero de hoja y una bufanda de pétalos, creyendo que así podría pasar desapercibida.
"¡Aquí voy!" - se dijo mientras volaba por la ventana hacia el aula.
Una vez adentro, Mili se posó en un escritorio, justo en el momento en que la maestra decía:
"¡Leamos juntos!"
Los niños comenzaron a leer en voz alta, y Mili con gran emoción escuchaba cada palabra. Pero, de pronto, uno de los niños, Juanito, la vio.
"¡Miren! ¡Una mosca!" - gritó.
"¡Fuera, fuera!" - gritaron todos los niños a coro, asustados.
"¡Espera! No quiero hacerles daño, solo quiero aprender" - intentó explicar Mili volando en círculos.
Los niños la miraron con curiosidad, y la maestra Doña Lila se acercó para hablar.
"¿Qué te trae por aquí, pequeña mosca?" - preguntó.
"Quiero aprender a leer y a escribir como ustedes, porque sé que también puedo ser útil" - dijo Mili con valentía.
"¿Útil? ¿Un mosca?" - dijo uno de los niños, con una ceja levantada.
Mili, muy decidida, les contó cómo a veces ayudaba a los jardineros polinizando flores y cómo se aseguraba de que el jardín siempre estuviera lleno de colores.
"También puedo ayudar en la escuela, fui a un taller de reciclaje y puedo hacer que siempre haya flores en el aula!" - exclamó Mili.
Luego, la maestra Doña Lila pensó profundamente y decidió que, a pesar de ser una mosca, Mili podría tener su lugar.
"Muy bien, Mili. Si quieres venir a nuestra escuela, puedes hacerlo, pero debes prometer ser cuidadosa y no interrumpir a los demás" - dijo con una sonrisa.
"¡Lo prometo! ¡Seré la mejor estudiante!" - grito Mili emocionada.
Así, con el tiempo, Mili se convirtió en parte del aula. Aprendió a contar junto a los niños, a escribir su nombre con flores, y hasta ayudó a plantar un pequeño jardín en el patio de la escuela. Todos los niños se dieron cuenta de que la mosca no solo deseaba aprender, sino que también tenía mucho que ofrecer.
Un día, al final de las clases, la maestra dijo:
"Hoy celebraremos que tenemos un nuevo estudiante. Mili nos ha mostrado el valor de la curiosidad y de aprender sin importar nuestras diferencias".
Todos aplaudieron y se sintieron orgullosos de tener a Mili como compañera. Desde ese día, Mili voló feliz por el jardín, sabiendo que no solo había encontrado un lugar entre los niños, sino que también había enseñado una valiosa lección: nunca es tarde para aprender y todos podemos ser parte de algo grande.
Y así, Mili, la mosca que quería ir a la escuela, se convirtió en una gran amiga de todos y siempre recordaba que cada uno tiene su propio espacio en el mundo.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.