La Mujer Alegre y el Mundo de Fantasía
En un pequeño pueblo llamado Arcoíris, vivía una mujer extraordinaria llamada Luna. Ella era famosa por su risa contagiosa y su forma de ver la vida con ojos de maravilla. Todos en el pueblo la conocían como ‘La Mujer Alegre’ porque siempre encontraba motivos para sonreír, sin importar lo que dijeran los demás.
Una mañana, mientras paseaba por el bosque, Luna escuchó un canto dulce que provenía de un claro. Intrigada, se acercó y descubrió un pequeño unicornio llamado Brillito, atrapado entre las ramas de un arbusto.
"¡Ayuda!" - gritó Brillito con voz temblorosa.
"No te preocupes, pequeño. ¡Voy a ayudarte!" - respondió Luna, sin dudar.
Con mucho cuidado, Luna logró liberar al unicornio. Brillito, agradecido, le dijo:
"¡Oh, gracias! Por tu gran corazón, quiero llevarte a un lugar mágico donde los sueños se hacen realidad."
Luna sonrió, su curiosidad la llevó a aceptar la invitación.
Al montarse en su lomo, Brillito voló hacia el bosque encantado, donde los árboles eran de caramelos y el cielo brillaba con colores pastel. Pero cuando llegaron, se dieron cuenta de que el lugar estaba triste. Las flores no florecían y los animales parecían preocupados.
"¿Por qué están así?" - preguntó Luna, inclinando la cabeza con compasión.
Un pequeño pájaro, temblando, explicó:
"Un hechizo ha caído sobre el bosque. La gente dejó de creer en la magia. Nadie cuida de las maravillas y por eso están marchitándose."
Luna, con su alegría desbordante, se preocupó por el bosque de sueños. Animalitos de todas partes la miraron con esperanza, y ella decidió hacer algo.
"¡Vamos a devolver la alegría!" - exclamó Luna.
Así, Luna organizó un gran festival. Invitaron a todos los habitantes del pueblo y a los animales del bosque. Prepararon pasteles de caramelos, decoraron con flores brillantes y pintaron todo de colores alegres.
Cuando llegó el día del festival, la gente del pueblo se acercó, curiosa pero un poco escéptica. Algunos murmullaban:
"¿Para qué perder el tiempo con eso? Esto es solo un bosque, no tiene magia."
Pero Luna, sin prestar atención a los murmullos, bailó entre las flores.
"¡Vengan! Vengan! La magia está en compartir!" - gritó, invitando a todos a unirse.
Poco a poco, la gente comenzó a reír, a bailar y a crear un ambiente festivo. Los colores del bosque comenzaron a brillar, las flores se abrieron y la risa resonó en el aire.
Brillito miró a Luna con admiración.
"¡Lo lograste! La alegría se contagia, y tú mostraste a todos cómo creer nuevamente en la magia."
De repente, lo inesperado sucedió: un arcoíris apareció en el cielo, y de él flotaron estrellas que chisporroteaban sonrisas.
- “¡El bosque está vivo de nuevo! ” - exclamó una niña, mientras jugaba entre las flores resplandecientes.
Luna, con un brillo en los ojos, abrazó a Brillito y a sus nuevos amigos de pueblo.
"Nunca olvidemos que la alegría y la magia siempre están aquí, solo hay que creer en ellas. Y si alguien está triste, siempre hay un motivo para alegrarse. ¡Hoy somos todos parte de esta magia!"
Desde aquel día, los habitantes de Arcoíris y el bosque de sueños vivieron en unidad, recordando que la felicidad solo se atiende cuando se comparte. Y así, Luna siguió siendo ‘La Mujer Alegre’, creando sueños y colores en cada rincón de su mundo.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.