La mujer de la medianoche



En un pequeño pueblo llamado Sol de Luna, donde las estrellas brillaban con fuerza y las noches eran tranquilas, circulaba una leyenda sobre una mujer que aparecía a la medianoche. Se decía que era una mujer de cabello largo y plateado, que vestía un manto azul y tenía una voz melodiosa. Cada vez que alguien tenía un problema, podía invocar su ayuda a la medianoche, y ella vendría a ofrecer su sabiduría.

Una noche, mientras todos dormían, una niña llamada Sofía se sentó en su ventana, preocupada.

"Mañana es el concurso de talentos del pueblo y no sé qué hacer. Todos mis compañeros tienen increíbles actuaciones preparadas y yo no tengo nada", suspiró Sofía.

De repente, el reloj del pueblo marcó la medianoche. Sofía sintió un escalofrío y, justo en ese momento, apareció la mujer de la medianoche.

"¿Cuál es tu problema, pequeña?", preguntó la mujer con voz suave.

"No tengo una actuación para el concurso y no quiero desilusionar a mis amigos. No soy buena en nada", respondió Sofía, con lágrimas en los ojos.

"No digas eso. Todos tienen un talento único. A veces, lo único que necesitas es un poco de confianza", dijo la mujer mientras le sonreía.

Impresionada por la calidez de la mujer, Sofía le preguntó:

"¿Y cómo puedo descubrir mi talento?"

"Prueba algunas cosas. Es posible que tengas habilidades que todavía no conoces", sugirió la mujer de la medianoche.

"¡Lo intentaré!", exclamó Sofía, llena de entusiasmo.

Esa noche, tras la visita mágica, Sofía decidió salir al jardín y experimentar. Comenzó a pintar en un viejo lienzo que había encontrado. Con cada pincelada, su confianza crecía y, para su sorpresa, su pintura comenzó a tomar forma.

Al día siguiente, con su obra terminada, la llevó al concurso.

"Mira lo que hice", le mostró a su amigo Lucas.

"¡Es impresionante, Sofía! ¡Nunca supe que eras tan buena en esto!", respondió él.

Cuando llegó su turno en el concurso, Sofía se sentó frente a todos los espectadores y, en vez de sentirse nerviosa, se acordó de las palabras de la mujer de la medianoche. Con una gran sonrisa, declaró:

"Hoy voy a mostrarles algo especial que hice anoche".

Al descubrir su arte, Sofía sintió que sus dudas se desvanecían. Luego de presentar su pintura, la multitud aplaudió con entusiasmo.

Finalmente, el jurado eligió a Sofía como la ganadora del concurso.

"Esto es increíble, ¡no puedo creerlo!", gritó Sofía de felicidad.

"Nunca subestimes lo que puedes lograr si crees en ti misma", le dijo de nuevo la mujer de la medianoche que había llegado a su mente mientras se abrazaba a sus amigos.

A partir de ese día, Sofía dejó de dudar de sus talentos. Cada noche, miraba al cielo, agradeciendo a la mujer de la medianoche, quien le había permitido descubrir su verdadero potencial. Desde entonces, cuentan que ella sigue apareciendo para ayudar a otros que, al igual que Sofía, necesitan un empujoncito para descubrir su luz.

Y así, el pueblo de Sol de Luna aprendió que cada persona tiene un don especial, solo hace falta creer en uno mismo y atreverse a explorarlo. Después de todo, a veces, la magia reside en lo más sencillo: la confianza en uno mismo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!