La mujer del lago y el misterio de los colores



Había una vez, en un hermoso valle argentino, un lago cristalino rodeado de montañas brillantes y árboles verdes. En este lago vivía una mujer mágica conocida como Lila, la mujer del lago. Tenía el cabello dorado como el sol y ojos que brillaban como las estrellas. Los niños del pueblo decían que Lila era capaz de hacer que el agua del lago tuviera los colores más hermosos.

Un día, un grupo de amigos: Mateo, Ana y Lucas, decidieron acercarse al lago a investigar. Estaban llenos de curiosidad y un poco de miedo.

-Mateo: "¿Viste las historias que cuentan sobre la mujer del lago? Dicen que a veces aparece y a veces no. ¿Qué haremos si ella está allí?"

-Ana: "Solo tenemos que ser amables. Si es mágica, seguramente le gustará conocer nuevos amigos."

-Lucas: "Sí, pero si aparece, ¿qué le decimos?"

Decididos a encontrarla, los niños llegaron al lago y se sentaron en la orilla. De repente, el agua comenzó a brillar y, ¡por arte de magia! , Lila apareció entre las olas.

-Lila: "Hola, pequeños. ¿Por qué han venido a mi lago?"

-Mateo: "Queremos saber cómo haces que el agua brille en todos esos colores hermosos."

-Ana: "¡Y queremos ser tus amigos!"

-Lila sonrió. "Mi lago es mágico porque le hago un regalo especial cada día. Pero hoy, los colores están un poco apagados. Estaba esperando a unos amigos especiales, pero no han llegado. ¿Podrían ayudarme a recuperar los colores?"

Los niños, emocionados, aceptaron ayudarla.

-Lucas: "¿Cómo podemos hacerlo?"

-Lila: "Debemos encontrar a los animales del bosque. Cada uno de ellos tiene un color especial que necesita ser devuelto al lago. Juntos, podemos hacer que vuelva a brillar."

En un instante, los niños se encontraron con un brillante pájaro azul.

-Ana: "¡Hola, pajarito! ¿Quisieras ayudarnos a devolverle el color al lago?"

-Pájaro: "¡Claro! Pero primero, deberán demostrarme su valentía. Hay un pequeño túnel que está oscuro y asusta a muchos. Si logran cruzarlo, les daré mi color"

-Mateo: "¡Vamos a hacerlo! Yo seré el primero."

Mateo se adentró en el túnel. Al principio, se sintió un poco asustado, pero pronto se dio cuenta de que solo era oscuro, no peligroso. Salió del otro lado, y con su ejemplo, Ana y Lucas también cruzaron.

-Pájaro: "¡Bien hecho! Aquí tienen mi azul. ¡Utilicen su valentía!"

Después, se encontraron con una tortuga que tenía un caparazón verde brillante.

-Tortuga: "¿Me quieren ayudar a buscar mi comida que se ha perdido? Solo así podré darles mi color."

-Lucas: "Sí, ¿dónde la perdiste?"

-Tortuga: "Al otro lado del lago hay unas plantas verdes. Necesito que corten unas hojas para mí."

Los niños, con mucho esfuerzo, ayudaron a la tortuga. Una vez que ella tuvo su comida, brilló y les entregó su color verde.

-Lila: "¡Qué bien! Ahora sólo falta un último color, el rojo. Pero está en las flores, que no crecen sin amor.

Los niños se dieron cuenta de que debían colaborar todos juntos para crear un ambiente lleno de amor. Así que decidieron hacer un picnic en el bosque con todo lo que habían traído.

-Mateo: "Vamos a reír, a compartir y a hacer un gran grupo. Las flores pueden sentirse solas, así que debemos hacerlas sentir queridas."

Con el amor y la diversión, las flores comenzaron a florecer y a llenar el aire con su color rojo brillante.

-Lila: "¡Felicidades! Ahora que han reunido todos los colores, el lago recuperará su magia. Gracias, mis nuevos amigos."

Los niños vieron cómo el agua brilló en colores vibrantes.

-Lila: "¡Recuerden, cada vez que compartan amor y valor, también evocarán la magia del lago!"

Desde ese día, los niños se hicieron amigos de Lila. Aprendieron que el valor y la amistad pueden crear magia en el mundo, y que la verdadera belleza surge cuando compartimos y amamos a los demás. Y así, el lago nunca dejó de brillar en el hermoso valle argentino.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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