La mujer que sabía hablar 5 idiomas
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina una mujer llamada Clara. Clara era conocida por su gran habilidad para aprender idiomas. No solo hablaba español, sino que también dominaba el inglés, francés, italiano y portugués. Todos en el pueblo la admiraban y la consideraban muy especial.
Un día, Clara decidió que quería enseñar lo que sabía. Así que organizó una reunión en la plaza del pueblo. Al ver la multitud, Clara se sintió un poco nerviosa, pero eso no la detuvo.
"¡Hola a todos!" - dijo con una sonrisa. "Hoy quiero invitarlos a aprender idiomas conmigo. ¡Es divertido y útil!"
Los niños del pueblo eran los más emocionados, pero algunos adultos se mostraron escépticos.
"Pero, Clara, ¿para qué necesitamos hablar otros idiomas?" - preguntó un hombre. "Si hablamos español, estamos bien."
Clara pensó que con un ejemplo podría cambiar la forma de pensar de ese hombre.
"¡Vamos a hacer un juego!" - dijo. "Voy a contar una historia en cada idioma y ustedes van a adivinar qué historia es. ¿Se animan?"
Los niños gritaron en voz alta, "¡Sí!" y los adultos empezaron a interesarse. Clara comenzó en español:
"Había una vez un lobo que quería ser amigo de todos los animales…"
Luego cambió a inglés:
"Once upon a time, there was a wolf who wanted to be friends with all the animals..."
El hombre escéptico, que ahora estaba atento, frunció el ceño y dijo: "No entiendo lo que decís en inglés, pero me gustaría saber qué pasa con el lobo."
Clara continuó en francés, italiano y portugués. Con cada idioma que hablaba, más y más personas empezaron a reír y a disfrutar de la historia. Al final del juego, todos querían saber más.
"¿Cómo haces para aprender tantos idiomas, Clara?" - preguntó una niña curiosa.
"Es fácil, hay que practicar y ser curiosos. Además, los idiomas te ayudan a entender a las personas y a sus culturas," explicó Clara.
Los días pasaron y Clara empezó a dar clases en el jardín de su casa. Al principio, sólo unos pocos se sumaron, pero poco a poco, cada vez más chicos y chicas llegaban, e incluso algunos adultos.
Un día, mientras Clara enseñaba, llegó un grupo de turistas al pueblo. Ellos estaban buscando direcciones y, al ver a Clara, se acercaron. Sus rostros estaban llenos de preocupación porque no hablaban español. Clara, confiada, se acercó y les dijo.
"¡Hola! ¿Necesitan ayuda?"
Los turistas, sorprendidos y aliviados, respondieron en inglés: "Oh, yes! We are looking for the best places to visit around here."
Clara sonrió y comenzó a hablarles. Cuando terminó de ayudar a los turistas, se dio cuenta de que gracias a su habilidad con los idiomas, había podido sacarles una sonrisa.
Los turistas fueron tanta ayuda que, luego de su semana en el pueblo, decidieron volver a visitarlo para aprender con Clara, y la fama de sus clases se extendió por toda la región.
En la noche del último día del año, Clara organizó una fiesta de idiomas. Todos, desde los más pequeños hasta los más grandes, compartieron sus primeras palabras en los idiomas que estaban aprendiendo.
"Me encanta escuchar sus historias en diferentes idiomas," dijo Clara con orgullo.
La gente se dio cuenta de lo importante que era aprender a comunicarse con otros. Y así, la pequeña plaza del pueblo se llenó de alegría, risas y un ambiente multicultural, donde cada uno podía expresar su historia en su propio idioma.
A partir de ese momento, Clara no solo enseñó idiomas, sino que también unió a todos los habitantes del pueblo. Y así, el pueblo se convirtió en un lugar donde se hablaban muchos idiomas, y todos vivieron felices y en armonía, aprendiendo unos de otros. El pueblo nunca olvidó a Clara, la mujer que sabía hablar cinco idiomas y que les enseñó que la comunicación es la llave para unir corazones.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.