La Muñeca Buenos Aires y el Muñeco Olvidado
Érase una vez, en un rincón de una casa en Buenos Aires, una muñeca llamada Lola. Lola era hermosa, con un vestido rosa y un cabello dorado. Sin embargo, también era un poco traviesa y a veces hacía travesuras. Siempre que la niña que la tenía, llamada Sofía, trataba de jugar con ella, Lola decía cosas malas:
"Sofía, no me tirés así, hacelo mejor."
"No me gusta esa muñeca que te regalaron, prefiero ser la única."
Poco a poco, Sofía comenzó a sentirse triste y decidió que era mejor jugar con otras muñecas. Un día, cansada de las actitudes de Lola, Sofía la llevó a la basura. Al estar sola y olvidada, Lola comenzó a reflexionar sobre su comportamiento.
"¿Qué hice? Nadie quiere jugar conmigo porque siempre fui egoísta y grosera."
Mientras tanto, en una esquina de la calle, un muñequito de trapo llamado Tito, que había sido olvidado por su dueño, escuchó la historia de Lola. Tito había sido un buen amigo, pero siempre terminaba en la misma situación: era un juguete que nunca recibía amor. Así que decidió acercarse a Lola.
"Hola, ¿estás bien?" - preguntó Tito con una voz suave.
"No, estoy en la basura y es todo mi culpa. No quería estar sola, pero me comporté mal con Sofía." - respondió Lola, sollozando.
Tito, movido por la tristeza de Lola, decidió ayudarla.
"Si querés, puedo enseñarte cómo ser una buena muñeca. Tal vez así alguien te quiera nuevamente."
Lola miró a Tito con sorpresa.
"¿De verdad creés que puedo cambiar?"
"¡Claro que sí! Si estás dispuesta, podemos intentarlo juntos."
Juntos, comenzaron a planear cómo podrían ganar el corazón de Sofía. Primero, Lola decidió que tenía que pedir disculpas.
"¡Eso haré! Voy a buscar alguna manera de hacerle un regalo cuando ella regrese a casa."
Tito le dio algunas ideas sobre cómo construir un dibujo de amistad con hojas caídas y palitos.
"Con esto, le demostraremos que un juguete puede cambiar y querer bien a otros."
Finalmente, al caer la tarde, Sofía regresó. Lola y Tito estaban muy emocionados. Con el dibujo en mano, Lola se presentó.
"Hola, Sofía... lo siento mucho. Quiero ser una buena muñeca para vos. Mirá lo que hice para vos."
Sofía, al principio sorprendida, sonrió al ver el esfuerzo de Lola.
"¿Hiciste esto para mí? ¡Es hermoso!"
La niña recogió a Lola de la basura y la abrazó.
"Siempre estuviste en mi corazón, solo necesitabas comprender cómo ser mejor. Estoy feliz de que estés de vuelta."
Agradecida, Lola entendió que siempre hay espacio para el cambio y que los errores son oportunidades para aprender. Desde entonces, Lola y Tito se volvieron inseparables. Juntos, jugaron y compartieron amor y amistad.
Y así, la muñeca traviesa se transformó en la mejor amiga de Sofía, sabiendo que cada día era una nueva oportunidad para ser mejor y querer a los demás, mientras que Tito también ganó un hogar lleno de risas y alegría al lado de sus nuevos amigos.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. Todos aprendieron que nadie es perfecto, pero siempre hay un camino hacia el cambio y la amistad.
FIN.