La muñeca de cartón


En un pequeño pueblo de México, vivía una niña llamada Lucía. Su familia era muy pobre y su papá trabajaba como cartonero, recolectando cartones para poder llevar comida a casa.

A pesar de las dificultades, Lucía siempre mantenía una sonrisa en su rostro. Un día, su papá quiso hacerle un regalo especial a su hija, pero no tenían dinero para comprar juguetes. Entonces, tuvo una idea brillante.

Con la ayuda de su esposa, empezó a recolectar cartones de mejor calidad de los que encontraba en la calle. Con mucho esfuerzo, paciencia y amor, construyó una muñeca de cartón para Lucía.

"¡Mira, hija! Esta es tu nueva amiga, se llama Carlota, la muñeca de cartón más linda que jamás hayas visto", dijo el papá de Lucía con entusiasmo. La niña abrazó con fuerza la muñeca y le dio las gracias a su papá con una enorme sonrisa. A partir de ese momento, Lucía y Carlota se convirtieron en inseparables.

Todos los días jugaban juntas, hacían vestidos de papel y compartían momentos maravillosos.

La noticia sobre la muñeca de cartón hecha por el papá de Lucía se extendió por el pueblo y muchas otras niñas empezaron a pedirles a sus papás que les construyeran una muñeca igual. Poco a poco, el papá de Lucía empezó a construir muñecas de cartón para otras niñas del pueblo.

Así, su pequeño taller de muñecas de cartón se convirtió en una fuente de alegría para todos. La bondad y creatividad del papá de Lucía inspiraron a muchas personas a valorar lo que tenían y a encontrar la belleza en lo sencillo.

Desde entonces, la muñeca de cartón se convirtió en un símbolo de amor, creatividad y esperanza para todas las niñas del pueblo.

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