La muñeca mágica
Había una vez dos niñas llamadas Sofía y Valentina, quienes eran vecinas y mejores amigas desde que tenían tres años. Siempre jugaban juntas en el parque de su barrio, compartiendo risas y aventuras.
Un día, mientras estaban jugando a las muñecas, Sofía encontró una muñeca nueva que le había regalado su abuela. La muñeca era hermosa y tenía un vestido brillante que la hacía lucir como una princesa de cuento de hadas.
Sofía estaba muy emocionada con su nuevo juguete y no podía esperar para mostrarle a Valentina. Cuando Valentina vio la muñeca de Sofía, se sintió celosa. Ella también quería tener una muñeca tan bonita como esa.
Aunque intentó ocultar sus sentimientos, no pudo evitar sentirse resentida hacia su amiga. Los días pasaron y los celos de Valentina crecieron cada vez más. Se volvió distante con Sofía e incluso comenzó a evitarla en el parque.
Esto hizo que Sofía se sintiera triste y confundida, sin entender por qué su amiga había cambiado repentinamente. Un día, mientras caminaba sola por el parque, Sofía vio a otra niña llamada Camila llorando debajo del árbol.
Se acercó para consolarla y descubrió que Camila también estaba pasando por un problema similar al suyo: tenía celos de su mejor amiga porque siempre conseguía mejores notas en la escuela. Sofia decidió compartir su experiencia con Camila y juntas buscaron una solución para superar los celos.
Llegaron a la conclusión de que los celos solo causan dolor y alejan a las personas que más queremos. Con esta nueva perspectiva, Sofía decidió hablar con Valentina.
Le explicó cómo se sentía y le pidió disculpas si había hecho algo para lastimarla sin darse cuenta. Valentina, al escuchar las palabras sinceras de su amiga, se dio cuenta de lo egoísta que había sido y también le pidió disculpas.
Desde ese día, Sofía y Valentina decidieron trabajar juntas para superar sus celos. En lugar de competir entre ellas, comenzaron a apoyarse mutuamente en todo lo que hacían. Descubrieron que cuando compartían sus logros y celebraban juntas, la amistad crecía aún más fuerte.
A medida que pasaba el tiempo, Sofía decidió regalarle una muñeca igual a la suya a Valentina como muestra de su amor y amistad incondicional. Fue un gesto hermoso que demostró cuánto se valoraban mutuamente.
Las niñas aprendieron una gran lección sobre los celos: no hay necesidad de compararse o competir entre amigos. La verdadera amistad es sobre compartir momentos especiales juntos y apoyarse en cada paso del camino.
Y así fue como Sofía y Valentina dejaron atrás los celos y descubrieron el verdadero significado de la amistad: estar ahí el uno para el otro sin importar qué. Juntas vivieron muchas aventuras felices en el parque, donde siempre reinaba la diversión y la camaradería.
FIN.