La muñeca perdida de Eduarda



Había una vez una niña llamada Eduarda, que vivía en una hermosa casa junto a sus padres. Eduarda era muy cuidadosa con sus cosas y siempre las mantenía en su lugar.

Tenía un auto de juguete que le encantaba y lo cuidaba como si fuera real. Un día, mientras Eduarda estaba jugando en el jardín, se dio cuenta de que su muñeca favorita había desaparecido. Buscó por todas partes, pero no la encontró.

Estaba muy triste porque esa muñeca era especial para ella. Eduarda decidió pedir ayuda a sus amigos para encontrar su muñeca perdida.

Primero fue a la casa de su amiga Sofía:"¡Sofía! ¡Mi muñeca desapareció! ¿Me ayudas a buscarla?"- le preguntó Eduarda con los ojos llenos de lágrimas. Sofía asintió y juntas comenzaron a buscar por toda la casa de Sofía. Revisaron debajo del sofá, dentro del armario e incluso en el patio trasero, pero no encontraron nada.

"No te preocupes, Eduarda. Seguro que aparecerá pronto"- consoló Sofía. Eduarda también visitó la casa de su amigo Tomás y le pidió ayuda para encontrar su muñeca perdida.

Juntos revisaron cada rincón de la habitación de Tomás: debajo de la cama, detrás del escritorio e incluso dentro del baño. Pero aún así, no tuvieron éxito en encontrarla. Desanimada pero decidida a seguir buscando, Eduarda regresó a su casa y decidió revisar cada rincón nuevamente.

Miró debajo de su cama, dentro del armario y detrás de los muebles, pero la muñeca seguía sin aparecer. "¿Dónde estará mi muñeca?"- se preguntaba Eduarda mientras se sentaba en su cama.

En ese momento, Eduarda recordó que había dejado su celular en el auto de juguete. Corrió hacia el jardín y encontró el auto vacío. Su celular también había desaparecido. Eduarda comenzó a sentirse aún más triste y preocupada. No solo había perdido su muñeca favorita, sino también su celular.

Pero en lugar de rendirse, decidió tomar acción. Eduarda hizo carteles con fotos de su muñeca y su celular perdidos y los pegó por todo el vecindario.

También habló con sus amigos y les pidió que compartieran la información con sus familias. Poco a poco, las noticias sobre la muñeca perdida llegaron a oídos de una señora llamada Rosa.

Resulta que Rosa era la abuela de un niño llamado Lucas, quien había encontrado la muñeca abandonada en un parque cercano. Rosa llevó la muñeca a casa y buscó en internet para encontrar al dueño. Fue entonces cuando vio uno de los carteles que Eduarda había colocado cerca del supermercado.

Eduarda recibió una llamada emocionante ese mismo día:"¡Hola! Soy Rosa, encontré tu muñeca perdida. "Eduarda estaba tan feliz que no podía contener las lágrimas:"¡Gracias! ¡Muchas gracias! ¿Podríamos reunirnos para reagarrarla?"Rosa aceptó encantada y quedaron en encontrarse en el parque donde Lucas había encontrado la muñeca.

Cuando Eduarda llegó al parque, vio a Rosa y a Lucas esperándola con una gran sonrisa. Lucas le entregó la muñeca y Eduarda se sintió tan aliviada y feliz. "Gracias por encontrar mi muñeca, Lucas.

Eres un héroe"- dijo Eduarda mientras abrazaba su querida muñeca. Desde ese día, Eduarda aprendió que cuando pierdes algo importante, no debes rendirte. Siempre hay personas dispuestas a ayudarte y juntos pueden lograr cosas maravillosas.

Además, aprendió la importancia de cuidar sus pertenencias para evitar perderlas nuevamente. Y así, Eduarda siguió viviendo aventuras junto a su querida muñeca, recordando siempre la valiosa lección que había aprendido.

FIN.

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