La Murciélaga Valiente



Era la noche de Halloween en el pequeño pueblo de Villadulce, y las calles estaban iluminadas con calabazas talladas y luces parpadeantes. Todos los niños se preparaban para salir a buscar golosinas, pero había una pequeña que se sentía diferente. Su nombre era Lila, y en lugar de emocionarse, su corazón latía con miedo. Para Lila, Halloween era sinónimo de sombras y monstruos.

Un día, mientras exploraba el desván de su abuela, Lila encontró un viejo libro lleno de historias de criaturas mágicas. Una de las historias hablaba de una murciélaga llamada Luna, que era la más valiente de todas.

"-¿Yo valiente? Nah, no creo, soy solo una chica asustada..." murmuró Lila, cerrando el libro. Pero cuando se estaba por ir, notó que una pequeña figura salió de las páginas del libro: era Luna, la murciélaga.

"-Hola, Lila. He venido a ayudarte a enfrentar tus miedos", dijo Luna con una sonrisa. Sus alas brillaban como estrellas.

Lila, sorprendida, le preguntó: "-¿Cómo puedes ayudarme? Todo me da miedo en Halloween. No quiero salir, tampoco quiero ver fantasmas o murciélagos, como vos..."

"-Lo entiendo, querida. Pero a veces, las cosas que más tememos son las que nos pueden enseñar algo valioso. Éticas para superar el miedo. ¿Te gustaría hacer una prueba?" dijo Luna.

Lila respiró hondo y, aunque un poco temerosa, accedió. Así que Luna llevó a Lila a explorar el bosque cercano, donde la noche era espesa y las sombras parecían moverse.

"-No temas, lo primero que haremos es aprender a encontrar la luz en la oscuridad", dijo Luna mientras la guiaba. Juntas, comenzaron a buscar pequeñas luces parpadeantes que eran luciérnagas. Lila se dio cuenta de que, aunque la noche era oscura, había pequeños destellos de luz a su alrededor.

Lila sonrió: "-¡Mira, Luna! Esas luciérnagas son hermosas. Nunca las había visto así antes."

"-Exactamente, Lila. A veces, lo que parece aterrador solo necesita un poco de luz para ser hermoso", dijo Luna mientras volaba en círculos alrededor de ella.

Continuaron su aventura y se encontraron con un grupo de niños disfrazados de monstruos. Lila sintió un escalofrío, pero Luna le susurró: "-Recuerda lo que hemos aprendido. Veamos si podemos encontrar lo divertido en esto."

"-¡Hola! ¿Quieren venir a buscar dulces con nosotros?" dijo una de las niñas disfrazadas de zombie.

Lila dudó, pero luego recordó cómo había disfrutado observando las luciérnagas. "-Sí, porfa, ¡vamos!" respondió con una sonrisa.

Mientras caminaban, los niños empezaron a contar chistes y a reírse. Lila se sintió más cómoda y comenzó a reír también. Pronto, se dio cuenta de que no había nada de qué temer. Pero entonces... una sombra más grande se asomó entre los árboles.

"-¿Qué fue eso?" preguntó un niño con voz temblorosa.

"-¡Lo que sea, no hay que correr!" dijo Lila, sorprendida de su propia valentía. Decidieron acercarse a la sombra, solo para descubrir que era un disfraz de monstruo de un adulto del pueblo que estaba repartiendo caramelos. Todos estallaron en carcajadas.

"-Lo ves, Lila. Lo que parecía aterrador resultó ser algo divertido", sonrió Luna.

Lila miró a su alrededor, se sintió feliz: "-¡Gracias, Luna! Superé mi miedo. Esta noche está siendo increíble. ¡Hasta las sombras pueden ser divertidas!"

Luna sonrió, y en ese momento, Lila decidió que ya no dejaría que el miedo la detuviera. Juntos siguieron recolectando golosinas, disfrutando de la noche de Halloween como nunca antes.

Desde entonces, Lila siempre recordaría cómo la valentía se encuentra a veces en los lugares más inesperados. Y así, con Luna a su lado, la noche mágica y temerosa se convirtió en una noche de risa, aprendizaje y dulces.

FIN.

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