La música de la amistad
El sol brillaba en el cielo y la familia estaba emocionada por su primer viaje a Nueva York.
Marcelo había planeado todo con anticipación, desde los paseos por Central Park hasta las visitas a Times Square y la Estatua de la Libertad. Liliana estaba fascinada con los edificios altos y las luces brillantes. Natasha y Matías corrían de un lado para otro, maravillados con todo lo que veían a su alrededor.
"¡Miren mamá, es el Empire State Building!", gritó Natasha señalando hacia arriba. "Sí, ¡y allá está el Rockefeller Center!", agregó Matías emocionado. La familia caminó durante horas, explorando cada rincón de la ciudad.
Vieron espectáculos callejeros, probaron comida deliciosa y compraron souvenirs en las tiendas más famosas. Pero una tarde, mientras caminaban por Brooklyn Bridge, se toparon con un hombre sin hogar durmiendo en un banco. La familia se detuvo para observarlo y Liliana sintió tristeza al verlo así.
"¿Por qué no podemos ayudarlo?", preguntó ella mirando a Marcelo. Marcelo pensó por un momento antes de responder. "Podemos comprarle algo para comer o llevarlo a algún lugar donde pueda dormir mejor".
La familia decidió comprar algunas cosas en una tienda cercana para llevarle al hombre sin hogar. Mientras se acercaban, Natasha notó que tenía una guitarra junto a él. "¡Miren! Él tiene una guitarra", exclamó ella sorprendida. Matías tomó la iniciativa de pedirle si podía tocarla.
El hombre sin hogar, sorprendido por la petición, asintió y Matías empezó a tocar una canción que había aprendido en la escuela. El hombre sin hogar se emocionó al escuchar la música y comenzó a cantar con él.
Pronto, más personas se reunieron para escucharlos y aplaudir. La familia estaba feliz de haber hecho algo bueno por alguien más y todos disfrutaron del momento musical juntos.
A partir de ese día, Liliana decidió que quería hacer una donación a un refugio local para ayudar a las personas sin hogar. "Creo que es importante recordar siempre ser amables con los demás", dijo Marcelo mientras caminaban hacia su hotel.
"Nunca sabes cuánto puedes alegrarle el día a alguien con solo un pequeño acto de bondad". La familia regresó a su hogar en Argentina llena de recuerdos felices y la sensación de haber hecho algo bueno durante sus vacaciones inolvidables en Nueva York.
FIN.