La música de mis emociones



Sofía era una pequeña niña que adoraba la música. Desde muy temprana edad, había mostrado un gran talento para tocar la guitarra y siempre estaba buscando nuevas melodías para aprender. Pero Sofía tenía un problema: sufría de bipolaridad.

A veces se sentía muy feliz y creativa, y otras veces se sentía triste y sin ganas de hacer nada. Esto hacía que muchos días no quisiera practicar la guitarra, lo cual le frustraba muchísimo.

Un día, mientras caminaba por el parque con su guitarra en mano, escuchó a un grupo de niños cantando una canción que ella conocía. Decidió acercarse a ellos y les preguntó si podía acompañarlos con su guitarra.

Los niños aceptaron encantados y Sofía empezó a tocar las notas de la canción con destreza. Pronto los demás niños se dieron cuenta del gran talento que tenía Sofía en la guitarra y comenzaron a pedirle que tocara más canciones.

Sofia se sintió tan feliz al ver cómo su música alegraba a los demás que decidió seguir tocando durante horas. Cuando finalmente llegó el momento de irse, los niños le pidieron que volviera al día siguiente para tocar más música juntos.

A partir de ese día, Sofía descubrió algo importante: cuando tocaba su guitarra para otros, todos sus problemas desaparecían por completo. La música era su terapia personal y ahora sabía cómo enfrentar sus altibajos emocionales.

Desde entonces, Sofía pasaba todas las tardes en el parque tocando junto a sus amigos hasta que caía el sol.

Su talento y su amor por la música habían sido una inspiración para todos los niños del parque, y Sofía se había convertido en una estrella de rock infantil. Y así es como Sofía aprendió que, a pesar de sus altibajos emocionales, siempre podía encontrar la felicidad en la música.

Y también aprendió que compartir su talento con los demás era lo más importante para ella.

FIN.

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