La Nariz de María



María López era una niña muy divertida y curiosa. Le encantaba participar en todas las actividades de su escuela, especialmente en la kermesse anual. Este año, había un juego nuevo que llamó su atención: el juego de olfato.

María se acercó al puesto del juego y preguntó a la maestra encargada cómo se jugaba. La maestra le explicó que debía oler diferentes objetos dentro de una caja y adivinar de qué objeto se trataba sin verlo.

María estaba emocionada por probar algo tan divertido y decidió intentarlo. La primera vez que María olió un objeto, no pudo adivinar lo que era. Intentó con otro objeto y tampoco tuvo éxito.

Se sintió un poco frustrada, pero siguió intentando hasta que finalmente logró adivinar uno correctamente. - ¡Lo hice! -exclamó María emocionada-. ¡Adiviné el objeto! Desde ese momento, María se volvió adicta al juego de olfato.

Pasaba horas tratando de adivinar los objetos dentro de la caja y cada vez mejoraba más sus habilidades para oler e identificar los distintos aromas. Un día, mientras jugaba al aire libre con sus amigos, notaron un extraño olor proveniente del jardín trasero de la casa vecina.

- ¿Qué será ese olor? -preguntó uno de sus amigos. - No sé -respondió María-, pero me gustaría averiguarlo.

Los niños decidieron investigar el origen del olor misterioso y descubrieron que había un árbol lleno de frutas desconocidas en el jardín vecino. Las frutas desprendían un aroma muy fuerte y peculiar, pero nadie sabía de qué tipo de fruta se trataba.

María recordó su habilidad para reconocer los olores gracias al juego de olfato en la kermesse y decidió aplicarla para identificar las frutas. Tomó una de las frutas y la olió con cuidado. - ¡Es durazno! -exclamó emocionada-. Reconozco el aroma porque es uno de mis favoritos.

Los niños estaban asombrados por la habilidad de María para identificar los olores. Desde ese día, comenzaron a llamarla "La Nariz" y le pedían que les ayudara a identificar diferentes aromas en su entorno.

Gracias al juego de olfato en la kermesse, María había desarrollado una habilidad única que no solo le permitió divertirse, sino también aprender cosas nuevas. Ahora era conocida como "La Nariz" entre sus amigos y seguía explorando el mundo a través del poder del olfato.

FIN.

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