La nariz mágica de Rudolph


Había una vez, en el Polo Norte, un simpático y bondadoso Papá Noel que se preparaba para la noche más mágica del año: la Navidad.

Todos los días recibía montones de cartas de niños de todas partes del mundo, quienes le contaban sus deseos y sueños. Papá Noel siempre leía cuidadosamente cada carta para saber qué regalos debía llevarles a los pequeños.

Pero un día, mientras revisaba las cartas con mucho entusiasmo, ¡se dio cuenta de que sus gafas se habían roto! No podía creerlo. Sin sus gafas no podría leer las cartas y cumplir los deseos de los niños. Preocupado por lo sucedido, Papá Noel decidió ir a buscar su segundo par de gafas.

Buscó en todos los rincones del taller de juguetes, pero no lograba encontrarlas por ningún lado. Fue entonces cuando vio algo muy inusual: su reno Rudolph tenía puestas unas gafas muy parecidas a las suyas. -¡Rudolph! -exclamó Papá Noel sorprendido-.

¿Dónde encontraste esas gafas? El reno miró alegremente a Papá Noel y respondió:-¡Las encontré tiradas en el bosque mientras volábamos! Papá Noel sonrió emocionado al ver que Rudolph había encontrado sus queridas gafas. -¡Muchísimas gracias, Rudolph! -dijo Papá Noel-.

Ahora podré leer todas las cartitas y hacer realidad los deseos de los niños. Sin embargo, cuando Papá Noel se colocó las gafas nuevas en el rostro, se dio cuenta de que algo extraño sucedía.

No podía leer las cartas como lo hacía antes. Las letras estaban todas borrosas y confusas. -¡Oh no! -exclamó Papá Noel desilusionado-. Estas gafas no funcionan bien.

Rudolph, con su nariz roja brillante, se acercó preocupado a Papá Noel y le dijo:-No te preocupes, Papá Noel. ¡Yo puedo ayudarte! Papá Noel miró al reno con curiosidad y le preguntó cómo podría ayudarlo.

-Rudolph, ¿cómo podrías tú leer las cartas si eres un reno? El reno sonrió y respondió:-Papá Noel, mi nariz roja me permite ver cosas que los demás no pueden. Puedo usar mi magia para leer las cartitas por ti. Papá Noel quedó asombrado ante la gran habilidad de Rudolph y aceptó encantado su ayuda.

Así comenzaron a trabajar juntos en el taller: Papá Noel tomaba cada carta y la sostenía frente a la nariz brillante de Rudolph.

El reno usaba su mágico poder para leer los deseos de los niños en voz alta mientras Papá Noel tomaba nota de todo. Juntos lograron cumplir todos los sueños de los pequeños, incluso sin necesitar las gafas especiales de Papá Noel. Cada juguete fue cuidadosamente seleccionado gracias a la increíble habilidad del reno más especial del Polo Norte.

Desde ese día, Rudolph se convirtió en el fiel compañero de lectura de Papá Noel. Juntos trabajaban incansablemente para hacer felices a todos los niños del mundo.

Y así, con la magia de la amistad y el trabajo en equipo, Papá Noel y Rudolph lograron superar cualquier obstáculo que se les presentara. Y cada Navidad, los niños recibían sus regalos llenos de amor y alegría gracias a estos dos grandes amigos. Fin.

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