La nave de los hermanos galácticos
Había una vez dos hermanitos, Lorenzo y Teodoro. Lorenzo era un niño muy especial, pues tenía autismo. A pesar de esto, era muy inteligente y creativo, y vivía en un mundo lleno de fantasía y aventuras.
Un día, mientras jugaba en su habitación con sus juguetes favoritos, Teodoro se acercó a él con curiosidad. "¿Qué estás haciendo, Lolo?"- preguntó el pequeño. "Estoy construyendo una nave espacial para explorar planetas lejanos"- respondió Lorenzo con entusiasmo.
Teodoro no entendía muy bien lo que su hermano decía pero estaba fascinado por la idea de viajar al espacio. "¡Yo quiero ir contigo!"- exclamó emocionado. Lorenzo sonrió y tomó a su hermanito de la mano. "Ven conmigo"- dijo-.
Y así comenzó la aventura más increíble que jamás habían imaginado. Juntos subieron a la nave espacial de Lorenzo y despegaron rumbo al espacio exterior.
Volaron entre las estrellas y visitaron planetas desconocidos, donde encontraron seres extraños y paisajes sorprendentes. Pero también hubo momentos difíciles en los que tuvieron que enfrentarse a peligros inesperados. Una vez, se quedaron sin combustible en medio del camino y tuvieron que buscar una solución para volver a casa sanos y salvos.
Con mucho ingenio e imaginación lograron superar todas las dificultades del camino. Y así regresaron a casa felices después de haber vivido una experiencia única e inolvidable juntos.
Gracias a Lorenzo, Teodoro había descubierto un mundo lleno de fantasía y aventuras que nunca imaginó. Y él también había enseñado a su hermanito mayor nuevas formas de ver el mundo.
Desde entonces, los dos hermanos se convirtieron en grandes exploradores y aventureros, y juntos vivieron muchas otras experiencias emocionantes que siempre recordarán con cariño.
FIN.