La Navidad con Dominick
Era una hermosa mañana de diciembre en el pequeño pueblo de Villa Esperanza. Las calles estaban llenas de luces brillantes y villancicos que sonaban por todos lados. Todos estaban emocionados por la llegada de la Navidad, pero había un pequeño niño llamado Dominick que no podía sentir la alegría de la temporada.
Dominick era un niño curioso y amable, pero últimamente se había sentido un poco triste. Siempre se sentaba solo en su rincón del parque, observando cómo sus amigos se divertían. Un día, mientras miraba cómo otros niños hacían figuras de nieve, una anciana se le acercó.
- “Hola, querido. ¿Por qué tan triste en un día tan hermoso? ”
- “No lo sé, señora. Todos parecen tan felices, pero yo…”
- “¿Y qué tal si creamos algo especial juntos? ¡La Navidad se trata de compartir! ”
Aunque inicialmente dudó, Dominick aceptó la propuesta de la anciana. Juntos fueron a su casa, donde la señora sacó cajas de decoraciones navideñas.
- “Esto es lo que haremos, te enseñaré a hacer adornos para el árbol. ¡Así podrás alegrar tu hogar y el de otros! ”
- “No sé si soy bueno en esto…”
- “Lo importante no es ser perfecto, sino disfrutar el proceso y compartir tu alegría.”
Dominick comenzó a hacer adornos y se dio cuenta de que no solo se estaba divirtiendo, sino que también sentía su corazón un poco más ligero. Con cada bola de nieve y cada estrella que creaban, la tristeza comenzaba a desvanecerse.
Al siguiente día, excitado, decidió compartir sus adornos con sus amigos en el parque. Cuando llegó, notó que todos estaban preparando una fiesta de Navidad, pero algo faltaba.
- “Hola, chicos. ¿hacemos juntos una decoración para el árbol? ”
- “¡Sííí! ” respondieron todos alegres.
Con todas las manos trabajando juntas, el árbol en el parque fue tomando forma. Dominick sintió que la tristeza ya no estaba. Aprendió que la felicidad no siempre viene de tenerlo todo, sino de compartir momentos con los demás.
El día de Navidad llegó y el parque estaba lleno de luces y sonrisas. Era hora de colocar el gran adorno que Dominick había hecho con la anciana.
- “¡Espectacular, Dominick! ” dijo uno de sus amigos. “Esto hace que el árbol se vea mágico.”
- “Gracias, pero esto no sería igual sin todos ustedes. ¡Es nuestra Navidad! ”
Pero de repente, una fuerte ráfaga de viento comenzó a soplar. El gran adorno se deslizó de la rama y se fue volando lejos. Dominick miró con miedo mientras los niños se quedaban en silencio, esperando a ver qué hacía él.
- “No se preocupen, chicos. Esto no va a arruinar nuestra Navidad. ¡Vamos a buscarlo juntos! ”
- “¡Sí! ¡Vamos! ”
Los niños corrieron tras el adorno, riendo y gritando al mismo tiempo. Dominick, que antes se sentía solo, ahora estaba rodeado por todos sus amigos. Después de un rato, lograron atraparlo entre las ramas de un arbusto. La felicidad de haber trabajado juntos hizo que el adorno se sintiera aún más especial.
Esa noche, mientras todos se reunían alrededor del árbol iluminado, Dominick habló:
- “Nunca pensé que podría tener una Navidad tan increíble. Gracias a todos. Cada uno de ustedes hizo que esto fuera especial.”
- “No, Dominick. Todos hicimos esto juntos. La verdadera magia de la Navidad está en compartir y ser amigos.”
Y así, Dominick aprendió que lo que realmente ilumina la Navidad no son las luces o los adornos, sino la amistad, la unión y los momentos compartidos. Desde entonces, su corazón se llenó de alegría cada Navidad, sabiendo que, aunque a veces la tristeza podía llegar, siempre hay formas de encontrar la felicidad, especialmente cuando se hace en compañía de amigos.
Fin.
FIN.