La Navidad de Dayner Escalona
Era una noche mágica en la casa de Dayner Escalona. Las luces de colores brillaban por toda la habitación y el olor a galletitas recién horneadas llenaba el aire. Dayner, un niño lleno de energía y sueños, miraba con asombro cómo su mami, Yuscleidy, colgaba adornos brillantes en el árbol de Navidad.
"¡Mami, mira qué bonita quedó la decoración!" - exclamó Dayner, saltando de alegría.
"Es gracias a ti que todo brilla aún más, mi amor. ¡Tú elegiste muchos de estos adornos!" - le respondió Yuscleidy con una sonrisa orgullosa.
Pronto, la casa se llenó de risas cuando llegaron los abuelos de Dayner, Yuly y Antonio, junto a sus tíos Dayyuliz, Dany, Jhulianny y Leonel. También llegaron los primos, Adrianyeli, Julieth, Lenner y Dayro, todos listos para disfrutar de una Navidad inolvidable.
"¿Están listos para jugar?" - preguntó Dayner, saltando en su lugar.
"¡Sí! Vamos a jugar a la búsqueda del tesoro, pero primero, ¡la cena!" - dijo Dany, mientras acomodaba la mesa.
La cena estaba llena de delicias: pavo, ensaladas y el famoso postre que siempre hacía la abuela Yuly.
"¡Guau, abuela! Esto es el mejor postre del mundo!" - gritó Julieth, corriendo hacia la mesa.
"Es un secreto familiar. Pero si colaboran y ayudan a limpiar, quizás les cuente el secreto de la receta." - les dijo Yuly, guiñando el ojo.
Todos comenzaron a comer y reír, compartiendo anécdotas y juegos. En ese momento, Dayner sintió una chispa de felicidad. Sin embargo, al mirar por la ventana, notó que las luces del jardín parpadeaban un poco demasiado.
"Mami, creo que hay un problema con las luces afuera. Hay una sombra. ¿Podés venir a ver?" - comentó Dayner.
"Claro, querido. Vamos juntos."
Al salir al jardín, se dieron cuenta de que sus luces estaban atascadas en una rama de un árbol.
"¡Ay, pero qué tontos somos!" - dijo Dayyuliz, tratando de deshacer el enredo.
"No se preocupen, ¡podemos arreglarlo juntos!" - sugirió Dayro, sabiamente.
Se unieron todos y, tras un rato de risas, vieron que el problema era factor de su diversión.
"¡Ya casi lo tenemos!" - gritó Jhulianny, mientras los demás aplaudían.
Finalmente, lograron liberar las luces, que brillaron intensamente una vez más. Todos rieron y celebraron.
"¡Mirad cómo lucen ahora! Como si las estrellas estuvieran vivas!" - dijo Lenner, maravillado.
Al regresar al interior, Dayner tuvo una idea.
"¿Y si hacemos un intercambio de regalos sorpresa para terminar la noche?" - propuso.
"¡Esa es una gran idea!" - respondió Adrianyeli, emocionada.
Cada uno buscó escondrijos por la casa y en minutos, los regalos estaban listos para ser abiertos. Uno por uno, los primos comenzaron a abrir sus sorpresas.
"¡Miren, una gran pista de juguetes!" - exclamó Dayro.
"¡Yo tengo un libro de cuentos!" - gritó Julieth.
La emoción fue creciendo cuando llegó el turno de Dayner. Cuando abrió su regalo, un brillo especial iluminó su rostro. Era un set de construcción.
"¡Es perfecto! ¡Podré construir lo que quiera!" - dijo con una gran sonrisa.
La noche terminó con todos sentados en círculo, contando historias, compartiendo sus sueños y jugando con los nuevos juguetes. .
"Lo mejor de esta Navidad no son los regalos, sino el tiempo que pasamos juntos" - dijo Yuscleidy, mirando a su familia.
"Siempre juntos, y celebrando en familia" - añadió Antonio con ternura.
Y así, en un hogar lleno de amor y alegría, todos disfrutaron de una Navidad perfecta, abrazando la felicidad que siempre los acompaña.
Y aunque los árboles y luces parpadeaban, el brillo más hermoso venía del corazón de cada uno de ellos.
Fueron felices por siempre, sabiendo que lo más importante era estar juntos, compartiendo amor y risas en cada ocasión.
FIN.