La Navidad de Faustino, Maythe y Karla
Era una tarde soleada en el pequeño pueblo de Esperanza, donde los árboles ya estaban adornados con luces de colores y el aire olía a galletitas de jengibre. Faustino, un pequeño con una gran sonrisa, miraba a su alrededor con emoción.
"¡Ya se siente el espíritu navideño!" - exclamó Faustino mientras jogaba con su perro, Ringo.
"Sí, pero lo que más me gusta de la Navidad es ayudar a los demás" - dijo Maythe, su amiga de ojos brillantes y siempre llena de ideas.
"Exacto, Maythe. ¿Qué haremos este año?" - preguntó Karla, la mejor amiga de Faustino y Maythe, que se había sumado al juego después de cuidar a su hermano menor.
Los tres amigos se sentaron en la sombra de un árbol, pensando en lo que podían hacer.
"El año pasado hicimos tarjetas navideñas para los abuelitos en el hogar de ancianos. ¡Podríamos hacerlo de nuevo!" - sugirió Faustino.
"Eso está genial, pero ¿qué tal si además pasamos un rato con ellos?" - propuso Maythe, con entusiasmo.
"¡Sí! Pero me parece que necesitamos más ideas, ¿no?" - agregó Karla, sumando su pensamiento práctico.
A medida que seguían hablando, sus ideas comenzaron a fluir.
"Podríamos organizar un pequeño festival en la plaza, con juegos y música, y así reunir donaciones para el hogar de ancianos" - sugirió Faustino.
La idea encendió los corazones de todos. Cada uno tenía habilidades especiales; Faustino era un excelente organizador, Maythe tocaba la guitarra y Karla sabía cómo coordinar a la gente.
"¡Excelente! Empecemos a planearlo. Haremos carteles y invitaremos a todos los vecinos" - dijo Karla, con un brillo en los ojos.
Los días siguientes fueron una locura de risas, trabajo en equipo y mucho entusiasmo. Colaboraron con otros niños de la escuela, decoraron la plaza y también cocinaron galletas.
Finalmente, llegó el día del festival. El sol brillaba y la plaza lucía hermosa, adornada con luces y banderines. Los tres amigos estaban felices de ver a tantas personas llegar. La música llenó el aire, y todos comenzaron a bailar.
"¡Esto es increíble!" – gritó Maythe mientras tocaba su guitarra en el escenario improvisado.
"¡Mirá cuántos abuelitos han venido!" - comentó Faustino, señalando a los ancianos que se acercaban con sonrisas.
De repente, un grupo de adultos comenzó a aplaudir y, al darse cuenta, ¡todos los niños empezaron a bailar! Fue un momento mágico, donde todos se unieron, independientemente de la edad.
El festival fue un gran éxito, recaudaron suficientes donaciones para el hogar de ancianos y, lo más importante, crearon sonrisas en los rostros de muchos.
Al final del día, los tres amigos se sentaron cansados pero felices.
"¿Sabés qué?" - dijo Karla. "Este fue el mejor regalo de Navidad que pudimos dar."
"Totalmente de acuerdo. No hay nada mejor que compartir momentos juntos" - añadió Faustino.
"La Navidad no es solo recibir, sino dar. ¡Y lo hicimos como un gran equipo!" - concluyó Maythe, abrazando a sus amigos, mientras miraban cómo la plaza se iluminaba bajo la luna.
Desde ese día, Faustino, Maythe y Karla comenzaron una nueva tradición: cada Navidad, se aseguraban de ayudar a quienes más lo necesitaban. Porque entendieron que el verdadero espíritu navideño estaba en la alegría de ayudar a los demás y en compartir momentos inolvidables con aquellos que amaban.
FIN.