La Navidad de la Generosidad


Había una vez en la hermosa montaña de Bariloche, Argentina, un profesor jubilado llamado Ricardo. Él vivía allí con su esposa, Laura, y su hijo de 12 años, Mateo.

La familia era feliz en su acogedora casa rodeada de árboles y nevadas montañas. La Navidad se acercaba rápidamente y Mateo estaba lleno de emoción. Todos los días le preguntaba a sus padres cuántos días faltaban para la llegada del esperado día.

Pero Ricardo sabía que este año sería diferente; no podrían celebrar como lo hacían antes debido a ciertos problemas económicos que habían surgido. Un día, mientras paseaban por el bosque cubierto de nieve, Mateo encontró una pequeña ardilla temblando cerca de un árbol.

Sin pensarlo dos veces, corrió hacia ella para protegerla del frío invierno. "¡Papá! ¡Mamá! ¡Miren lo que encontré!", exclamó emocionado Mateo. Ricardo y Laura se acercaron rápidamente y vieron a la ardillita en brazos de su hijo.

"¡Es tan linda! ¿Qué haremos con ella?", preguntó Laura preocupada. Ricardo sonrió y dijo: "Creo que podemos ayudarla a encontrar un hogar cálido". Así fue como llevaron a la pequeña ardilla a su casa y construyeron una cómoda jaula para ella.

Mateo decidió llamarla —"Nieve"  por el color blanco brillante de su pelaje. Los días pasaron y Nieve se convirtió en parte de la familia.

Mateo pasaba horas jugando con ella, enseñándole trucos y cuidándola como si fuera su hermana pequeña. La alegría que Nieve traía a la casa llenaba el corazón de todos. Una noche, mientras Ricardo leía un libro sobre la historia de la Navidad a Mateo, una idea brillante cruzó por su mente.

"Mateo, ¿qué te parece si este año celebramos una Navidad diferente pero igualmente especial?", propuso Ricardo.

Mateo levantó sus ojos llenos de curiosidad y preguntó: "¿Cómo sería esa Navidad, papá?"Ricardo sonrió y respondió: "En lugar de gastar dinero en regalos materiales, podríamos hacer algo aún más valioso. Podríamos compartir nuestro tiempo y amor con aquellos que lo necesitan".

Mateo reflexionó sobre las palabras de su padre y se emocionó ante la idea de ayudar a los demás en esta época del año. Así comenzaron los preparativos para la "Navidad Solidaria" de Ricardo, Laura y Mateo.

Juntos hicieron galletas navideñas para llevar a un hogar de ancianos cercano; escribieron cartas llenas de buenos deseos para entregar a los niños del orfanato local; e incluso organizaron una colecta para comprar comida y abrigos para las personas sin hogar en el pueblo.

El día antes de Nochebuena, toda la comunidad se reunió en el centro del pueblo para disfrutar juntos una gran cena navideña. Ricardo dirigió unas palabras inspiradoras recordando el verdadero significado de la Navidad: dar amor y esperanza a quienes más lo necesitan.

Después de la cena, Ricardo y Mateo se acercaron a un árbol navideño gigante que estaba en el centro del pueblo. Cada persona tomó una pequeña tarjeta con el nombre de alguien necesitado y prometió hacer todo lo posible para ayudar.

Mateo miró a su padre con ojos llenos de gratitud y dijo: "Papá, esta es la mejor Navidad que hemos tenido nunca. No importa si no tenemos muchos regalos bajo nuestro propio árbol, porque estamos haciendo algo aún más especial".

Ricardo abrazó a su hijo con orgullo mientras las luces del árbol navideño iluminaban sus sonrisas. Y así, Mateo aprendió una valiosa lección sobre el verdadero espíritu de la Navidad: que no se trata solo de recibir regalos, sino de dar amor y esperanza a los demás.

A partir de ese año, la familia continuó celebrando la "Navidad Solidaria" cada año, llevando alegría y felicidad a aquellos que más lo necesitaban en su querida montaña de Bariloche.

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