La Navidad de las Vocales



Era una vez en un mundo muy especial, donde vivían las cinco vocales: A, E, I, O y U. Cada año, al llegar diciembre, las vocales se juntaban para celebrar la Navidad y siempre tenían un plan maravilloso.

Un día, A dijo emocionada:

-Ah, mis amigas, ¡este año haremos una fiesta de Navidad mágica!

E, que siempre tenía muchas ideas, intervino:

-Eso suena genial, A. ¿Y qué haremos en la fiesta?

I, muy inquieta, sugirió:

-¡Podemos hacer un gran árbol de Navidad!

O, la más alegre de todas, gritó:

-¡Sí! Y adornaremos el árbol con palabras de alegría, ¡así todos tendrán un mensaje bonito!

U, que a veces se ponía un poco tímida, sonrió y dijo:

-¡Me encanta! Pero… ¿dónde conseguimos las palabras?

Las vocales miraron a su alrededor y se dieron cuenta de que el sol brillaba y había muchas palabras cerca, flotando en el aire. Así que decidieron recolectarlas.

Cuando empezaron a juntar palabras, vieron que las palabras se dividían en grandes y pequeñas. Las vocales se pusieron a trabajar. A decía:

-¡Traigan las grandes palabras! Son perfectas para el árbol.

E decía:

-Y también necesitamos las pequeñas para decorar bien todo. Corred, amigas, ¡hay muchas palabras que recoger!

I, al ver que las demás se apuraban, quiso ayudar, y buscó rápidamente palabras que comenzaran con “I”.

-¡Miren! Aquí hay “ilusión”, “infinito” y “invitados”!

Mientras tanto, O estaba en el centro, recogiendo las palabras en forma de estrellas. Gritaba:

-¡Yo tengo “optimista” y “oportunidad”! ¡Son brillantes!

U, quien aunque era más tranquila, encontró palabras que hacían sentir a todos en casa.

-¡Tengo “unión” y “unidad”! Son mágicas.

Las vocales se juntaron, felices con su colección de palabras. Por fin armaban el árbol de Navidad, que ahora estaba lleno de alegría y buenos deseos.

Pero cuando creían que todo iba demasiado bien, el viento comenzó a soplar y ¡zas! Las palabras comenzaron a volar.

-¡Oh no! ¡Nuestras palabras se escapan! -gritó A, asustada.

Las vocales se miraron, pero E dijo:

-Tranquilas, debemos trabajar juntas. ¡Formemos una cadena!

E hicieron una fila y comenzaron a saltar para atrapar las palabras volando.

-¡Atrapa a esa “sonrisa”! -dijo I, eligiendo su palabra favorita.

-¡Ven aquí “alegría”! -gritó O mientras saltaba.

-¡Unámonos! -propuso U, y así lo hicieron.

Con risas y saltos, lograron atrapar todas las palabras y regresar al árbol. Las palabras brillaban con luz propia y al final el árbol parecía un verdadero símbolo de la unión de todas las vocales.

Ya para la noche de Navidad, A, E, I, O y U se sentaron alrededor de su árbol lleno de palabras.

-Gracias, amigas. ¡Esta Navidad será inolvidable! -dijo A, orgullosa.

-Y gracias a nosotros, juntos, la fiesta fue un éxito -agregó O, sonriendo.

Y así, las vocales celebraron la Navidad, recordando que juntos podían superar cualquier desafío. Desde ese día, siempre festejaban no solo la Navidad, ¡sino la amistad y el poder de las vocales, que hacían que las palabras fueran siempre mágicas!

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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