La Navidad de las Vocales



Era una fría noche de Navidad en un pequeño pueblo donde todos esperaban con ansias la llegada de Santa Claus. El aire estaba lleno de alegría y el aroma de galletas recién horneadas se esparcía por las calles. Sin embargo, en el preescolar 'Pequeños Genios', algo no iba bien. Los niños, emocionados por la llegada de Santa, estaban reunidos en la alfombra del aula, pero tenían un problema: no sabían las vocales.

- '¡Vamos a aprenderlas!', gritó la maestra Clara, con una sonrisa brillante y toda la buena intención.

De pronto, la puerta se abrió de golpe y entró Santa Claus, con un saco gigante lleno de regalos.

- '¡Ho, ho, ho! ¡Feliz Navidad, pequeños!', dijo Santa, agitando sus brazos. Pero al mirar a los niños, se detuvo en seco al escuchar sus intentos de cantar una canción navideña.

- '¡Espera un momento! No conocen las vocales. ¿Cómo van a cantar así? ¡Me parece muy mal!', se quejó Santa, frunciendo el ceño.

Los niños lo miraron con ojos grandes y tristes.

- 'Pero Santa, queremos aprender. ¡Queremos cantar!', dijeron al unísono.

Santa sintió que su corazón se ablandaba un poco.

- 'Está bien, pequeños genios. ¿Qué tal si hacemos un trato? Si aprenden las vocales en esta noche mágica, les traeré sorpresas especiales', propuso el anciano con una chispa de alegría en sus ojos.

Los niños se miraron unos a otros, emocionados ante la posibilidad de recibir sus regalos, pero primero debían enfrentarse a un reto.

- '¿Cómo vamos a aprender las vocales, Santa?', preguntó Lucía, la más curiosa del grupo.

- '¡Con una canción! Vamos a poner música y aprenderlas juntos', respondió Santa. Entonces, se sacó un tambor de su mochila y empezó a tocar.

- 'A, E, I, O, U, son las vocales que conocerás, con esta melodía divertida, ¡sí que te encantarán!', cantó Santa mientras los niños se movían al ritmo.

Los pequeños comenzaron a imitarlo, pero unas cuantas letras se les escapaban. Santa se dio cuenta de que necesitaban un poco más de ayuda.

- '¿Qué tal si usamos un juego? ¡Tengo una idea! Vamos a encontrar objetos en el aula que empiecen con cada vocal', propuso.

Los niños se entusiasmaron y comenzaron a buscar por todas partes. Encontraron una 'A' de alfombra, una 'E' de elefante de plástico, una 'I' de iglú, una 'O' de oso de peluche y una 'U' de unicornio.

- '¡Lo logramos, Santa!', gritó Mateo, con una sonrisa radiante.

- '¡Exactamente!', exclamó Santa. 'Ahora, con cada vocal que aprendieron, ¡una golosina!', dijo mientras sacaba caramelos de colores de su saco.

Los niños aplaudieron y saltaron de alegría.

- 'Gracias, Santa. ¡Ahora sabemos las vocales!', dijeron todos.

- '¡Entonces, ahora sí! ¡A cantar! ¡Con este nuevo conocimiento, lo haré todo junto con ustedes!', dijo Santa contento, ya olvidando su enojo inicial.

Y así, con Santa tocando el tambor y los niños cantando a todo pulmón, el aula se llenó de risas y alegría. Los pequeños aprendieron una valiosa lección: nunca es tarde para aprender algo nuevo, y lo mejor de todo, ¡el tiempo se pasa volando cuando te diviertes!

- 'Este ha sido el mejor regalo de todos', comentó Clara, mientras los niños llenos de energía continuaban cantando, sus voces resonando en la noche estrellada.

Desde ese día, el preescolar 'Pequeños Genios' no solo aprendió las vocales, sino que también prometieron seguir aprendiendo muchas más cosas. Santa, mientras regresaba al Polo Norte, se llevó en su corazón su anhelo de saber y la magia que sólo los niños pueden brindar. Y así, cada Navidad, Santa no sólo traía regalos, sino también el importante mensaje de que aprender es una aventura emocionante, ¡incluso en la noche más mágica del año!

FIN.

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