La Navidad de los 13 Fabulosos
Era un caluroso 20 de diciembre y en una pequeña escuela del barrio, 13 alumnos estaban a punto de vivir la Navidad más mágica de todas. Todos eran niños llenos de energía y creatividad: Sofía, el alma de la fiesta; Lucas, el goleador que siempre tenía un plan; Valentina, la artista que hacía garabatos en todos sus cuadernos; y muchos más, cada uno con su toque especial.
La maestra, la señorita Carla, les anunció una sorpresa:
"¡Chicos! Para esta Navidad, haremos un concurso de decoración de aulas. El aula más linda será premiada con una tarde de juegos y un almuerzo especial."
Los ojos de los niños brillaron. No solo querían ganar, sino también hacer del aula un lugar mágico.
"¿Qué ideas tienen?" preguntó la señorita Carla.
"¡Podríamos hacer una cadena de papel gigante!" dijo Sofía emocionada.
"Yo puedo dibujar un gran árbol con pinturas" propuso Valentina, moviendo sus lápices.
"Y después le podemos poner luces de colores, ¡como un arcoíris!" agregó Lucas.
Con entusiasmo, los alumnos fueron armando un plan. Cada uno asignó tareas según sus habilidades. Valentina se encargaría del árbol, Lucas traería las luces y Sofía sería la coordinadora.
Mientras trabajaban con alegría, hubo un giro inesperado.
"Señorita, ¡perdí mi muñeco de nieve de papel!" lloró Juan, uno de los más pequeños de la clase.
"No te preocupes, Juan. Todos podemos ayudar a buscarlo" dijo Sofía.
Sin pensarlo dos veces, comenzaron a buscar por todo el aula. Miraron debajo de las mesas, detrás de las sillas, hasta en los estantes. Sin embargo, no había rastro del muñeco de nieve.
En ese momento, un nuevo estudiante apareció por la puerta: es un niño nuevo llamado Tomi. Traía en sus manos un paquete envuelto con papel de regalo dorado.
"Hola, soy Tomi. No quise interrumpir, pero vi que están buscando algo. ¿Es esto?" preguntó, mostrando el muñeco de nieve.
"¡Sí!" gritaron todos. Juan saltó de alegría y abrazó a Tomi.
"¿De dónde lo sacaste?" preguntó Lucas.
Tomás sonrió:
"Lo encontré afuera, en el parque. Tal vez alguien lo había olvidado. Pero pensé que debía volverlo a su dueño."
Las sonrisas iluminaron la sala.
"¡Gracias, Tomi!" dijeron todos juntos.
"Ahora somos 14 en lugar de 13, ¡y somos más que un equipo!" dijo Valentina, mientras los demás asentían con la cabeza.
Inspirados por el gesto de Tomi, decidieron incluirlo en su equipo. Siguieron trabajando, esta vez con más alegría, pues cada uno puso su granito de arena. Se aseguraron de que el árbol de Valentina fuera el más bonito, y las luces de Lucas brillaran como estrellas.
Finalmente, el aula estaba completamente decorada. El árbol lleno de dibujos, luces de colores iluminando la habitación y la cadena de papel colgando del techo. La señorita Carla entró y su rostro se iluminó.
"¡Es espectacular! ¡Han hecho un trabajo increíble!"
Pero lo más importante fue que habían aprendido a trabajar juntos y cuidar de unos a otros. La Navidad no era solo un concurso, era sobre amor y amistad.
Como premio, la señorita Carla organizó una tarde de juegos y un almuerzo especial. Todos se divirtieron juntos, riendo y compartiendo historias. Tomi, que había llegado como un nuevo alumno entre los 13 Fabulosos, se sintió como parte de la familia.
"¡Esta es la mejor Navidad, chicos!" gritó Juan mientras todos celebraban.
Así, los 14 alumnos regresaron a sus casas, cada uno con una sonrisa en el rostro, porque habían descubierto que la verdadera magia de la Navidad era estar juntos y hacer felices a los demás. Y así, el aula no solo quedó decorada, sino que se llenó de sueños, risas y un lazo de amistad que siempre recordarían.
De esta forma, cada diciembre se convertía en un recordatorio de cómo, juntos, podían lograr cosas maravillosas.
FIN.