La Navidad de los Amistaditos
Era víspera de Navidad en el pueblito de Alegría. Todos los años, los habitantes decoraban sus casas con luces brillantes y preparaban delicias para la noche festiva. Pero este año, tres amigos inseparables: Tomás, Sofía y Luca, se sintieron un poco tristes. "¿Por qué no hay luces en nuestra casa?" preguntó Sofía. "No tengo dinero para comprar adornos," respondió Tomás, teniendo la mirada baja. "No importa eso, lo que realmente importa es que estamos juntos," dijo Luca, intentando alegrar a sus amigos. -
Los tres decidieron hacer algo diferente: en lugar de adornar sus casas, harían algo especial para los demás. Así que comenzaron a hacer tarjetas de Navidad. Tomás se encargó de las ilustraciones, Sofía de escribir mensajes y Luca de asegurarse de que cada tarjeta tuviera un toque especial.
Cuando terminaron, tenían una pila de tarjetas llenas de amor y amistad. "¿A quién se las vamos a regalar?" preguntó Sofía. "A nuestros vecinos," respondió Luca entusiasmado.
Esa noche, los tres amigos salieron a repartir sus tarjetas. Cada vez que entregaban una, una sonrisa brillaba en el rostro de la persona que la recibía. "¡Qué hermoso gesto, chicos!" dijo el señor Pérez, un vecino mayor. "Su amabilidad ilumina nuestra Navidad," agregó la señora Rodríguez, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de alegría.
Al ver la felicidad que provocaban, Tomás, Sofía y Luca se sintieron cada vez más contentos. Pero mientras regresaban a casa, se encontraron con un grupo de niños que no tenían con qué celebrar la Navidad. "No tenemos regalos ni comida para esta noche," dijo una de las niñas, bajando la mirada.
Los tres amigos se miraron, y de repente, un giro inesperado llegó a sus corazones. "¡Vamos a ayudarles!" exclamó Tomás de repente. "¿Cómo? No tenemos dinero para comprarles nada," respondió Sofía, algo nerviosa.
"Eso no importa, podemos hacer una cena juntos y compartir nuestros juguetes," sugirió Luca, entusiasmado.
Así que los tres amigos regresaron a sus casas y pidieron ayuda a sus familias. Con el apoyo de sus padres, lograron organizar una fiesta de Navidad improvisada en el parque de Alegría. Con risas, buenos deseos y una mesa llena de delicias, invitaron a todos los niños del vecindario.
Al llegar la noche, el parque brillaba con luces y el aroma de la comida llenaba el aire. "¡Miren esto!" dijo una de las niñas, viendo la gran mesa decorada. "Nunca hemos tenido una cena así en Navidad."
Los tres amigos, al ver a todos felices, se sintieron plenos. Al final de la noche los niños se abrazaron y compartieron sus historias. "Gracias, ustedes son los mejores amigos que uno podría tener," dijo una niña, sonriendo.
"No somos solo amigos, ahora somos una gran familia!" respondió Sofía, emocionada.
Así es que esa Navidad, Tomás, Sofía y Luca aprendieron que el verdadero significado de la celebración no está en los regalos o adornos, sino en el amor, la amistad y el respeto que se brindan unos a otros. A partir de esa noche, cada Navidad se convirtió en una oportunidad para compartir y dar, un gesto que nunca olvidarán.
Y así, el espíritu navideño dejó huella en todos los corazones de Alegría, recordándoles que la verdadera felicidad se encuentra en los momentos que compartimos y en las sonrisas que creamos juntos.
FIN.