La Navidad de los Colores
Era diciembre en el barrio de La Estrella, y todos los vecinos estaban preparándose para la Navidad. Pero en la casa de los Pérez, algo era diferente. Sofía, la hija, quería que este año la celebración fuera especial. Ella había notado que algunos niños en su escuela se sentían tristes porque no podían participar en las festividades.
Sofía decidió hablar con su papá, Don Roberto.
"Papá, este año quiero hacer algo por aquellos que no tienen lo que nosotros tenemos en Navidad" - le dijo Sofía.
"¿Cómo qué?" - preguntó Don Roberto, con una ceja levantada.
Sofía pensó un momento y luego respondió:
"Quiero invitar a todos los niños del barrio a celebrar con nosotros, no importa si no tienen regalos o si no pueden decorar como nosotros. Quiero que todos se sientan incluidos".
Don Roberto sonrió.
"Me parece una idea hermosa, Sofía. Vamos a hacer todo lo posible para que todos se sientan bienvenidos".
Así fue como Sofía comenzó a organizar la Fiesta de la Inclusión. Habló con su mamá, Doña Clara, quien se emocionó con la idea y empezó a hornear galletitas navideñas.
"Voy a hacer galletitas de colores para que todos tengan algo rico para comer" - dijo Doña Clara.
Con el apoyo de sus padres, Sofía hizo una invitación especial. Hizo dibujos de corazones y estrellas en tarjetas de colores y escribió:
"Te invitamos a celebrar la Navidad juntos. Ven y comparte un día lleno de risas, colores y alegría. ¡Todos son bienvenidos!".
Unos días después, la casa de los Pérez lucía hermosa. Había luces brillantes, guirnaldas de papel y muchas galletitas. Día tras día, más y más niños comenzaron a llegar para ayudar con los preparativos.
Cuando llegó el gran día, la alegría era inmensa. Sofía se sintió un poco nerviosa. ¿Y si algunos niños no querían venir?
Pero justo cuando se lo preguntaba, vio venir a Martín, un compañero de escuela que siempre parecía estar solo, seguido de cerca por Ana, otra niña con la que nunca había hablado mucho.
"Hola Sofía, ¿nos podemos quedar?" - preguntó Martín, con una sonrisa tímida.
"¡Por supuesto! Aquí todos son bienvenidos" - respondió ella, sintiéndose aliviada de ver sus caras. Así comenzó la fiesta.
La música sonó, se compartieron historias y se hicieron juegos. Todos los niños, sin importar si tenían juguetes o no, se unieron en un espíritu de amistad. Sofía incluso había preparado un rincón donde todos podían hacer manualidades.
"Mirá, Sofía, hice una estrella gigante para poner en el árbol" - dijo Ana, mientras otros niños se acercaban a admirar su creación.
"¡Es hermosa!" - exclamó Sofía. "Tú deberías ponerla en el árbol".
Ana sonrió, sintiendo la validación y el cariño.
Sin embargo, algo inesperado sucedió cuando un niño nuevo, llamado Lucas, llegó tardío a la fiesta. Lucas se veía triste y un poco inseguro. Sofía lo observó desde lejos y decidió que debía hacer algo.
"Hola, soy Sofía, ¿quieres jugar con nosotros?" - le preguntó, acercándose con una gran sonrisa.
"No sé... no tengo amigos aquí" - murmuró Lucas.
"Eso no importa, ¡hoy vamos a hacer nuevos amigos! Ven, una vez que te unas a nosotros, verás que todos son geniales" - invitó Sofía.
Lucas dudó, pero finalmente se unió. Con el tiempo, se sintió cómodo y comenzó a reír y jugar con los demás. Sofía se sintió muy feliz al ver cómo todos se reían y disfrutaban juntos de la fiesta.
Finalmente, cuando el sol comenzó a ponerse, Don Roberto preparó una pequeña fogata y todos los niños se sentaron alrededor.
"Este ha sido el mejor día de todos" - dijo Sofía, mirando a sus nuevos amigos.
Eso hizo que todos se sintieran especiales, incluidos y valorados. Durante ese instante, Sofía se dio cuenta de que la verdadera esencia de la Navidad no eran los regalos, sino la amistad y compartir momentos juntos.
Con el fuego crepitando suavemente, cada uno compartió lo que había aprendido en la fiesta de la inclusión. Lucas dijo:
"Me alegra haber venido. Nunca había tenido tantos amigos a la vez".
Y así, rodeados de miradas llenas de alegría, Sofía se sintió orgullosa de haber hecho el esfuerzo para cuidar de todos, entendiendo que la Navidad es una celebración de amor y unidad, donde siempre hay un lugar para todos.
Por eso, aquella Navidad de colores, quedó grabada en el corazón de cada niño, y cada año, la Fiesta de la Inclusión se volvió una hermosa tradición en La Estrella.
FIN.