La Navidad de los Colores Perdidos

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En un pequeño pueblo llamado Colorín, cada Navidad era un festival espectacular, lleno de luces y colores. Pero este año, algo extraño había sucedido: los colores del pueblo habían desaparecido. Las casas, árboles y hasta los dulces se veían grises y tristes.

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María, una niña curiosa y valiente, decidió investigar. "¿Por qué no hay colores en Navidad?"- se preguntó y salió a dar un paseo por el pueblo. La gente parecía preocupada, y eso la llenaba de inquietud.

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Mientras caminaba, se encontró con su amigo Ramiro. "¡Hola, María! ¿Viste que todo está tan lúgubre? Estoy triste porque no hay colores. ¡Esto es un desastre!"- dijo, mirando a su alrededor.

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María, intrigada, propuso rescatar los colores. "Vamos a buscar a los dueños del arco iris. Quizás ellos sepan qué pasó con todo el color de nuestro pueblo"- sugirió.

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Ambos amigos emprendieron un viaje hacia el Bosque de los Susurros, donde, según contaban las leyendas, vivían los guardianes del arco iris. A medida que entraban al bosque, empezaron a notar pequeñas luces brillantes entre los árboles.

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De repente, se encontraron con un pequeño duende llamado Brillito. "¡Hola, niños! ¿Qué los trae por aquí?"- les preguntó, con una sonrisa chispeante.

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María y Ramiro le contaron sobre los colores perdidos. "¡Eso es un problema! Este año hemos decidido que los colores no deberían estar solo en el pueblo, sino en los corazones de todos"- dijo Brillito pensativo.

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María se le ocurrió una idea. "¡Podemos pintar nuestro pueblo juntos, pero no solo con pinceles!"- propuso emocionada. "¿Podemos hacerlo, Brillito?"-

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"¡Claro que sí! Pero necesitarán alegría y amistad"- dijo el duende. Así que, con un par de risas y buenos momentos como ingredientes mágicos, el grupo empezó a trabajar en su misión.

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Cuando regresaron a Colorín, el pueblo se llenó de risas y abrazos. Poco a poco, los colores empezaron a regresar, llenando cada rincón de alegría. "Miren, los colores vuelven cuando compartimos amor"- concluyó Ramiro. Así, Colorín celebró la más colorida Navidad, recordando siempre que la verdadera magia está en el corazón.